Onib Вт окт 04, 2005 9:51 pm
No sé si contar aquella vez en que casi me convierto en cocinero...., creo que si, pero va a ser como un crédito, es decir tiene que venir de vuelta con los intereses: alguien tiene que contar alguna otra historia como "contraprestación" a esta.
Pues bien, me encontraba ya hace tiempo an Alemania. Había decidido ir en busca de trabajo y echar allí un tiempo...
Después de diversas vicisitudes me puse a buscar empleo en una base de datos del Servicio Público de Empleo alemán. Tengo que decir que prácticamente no hablaba alemán, con lo cual mis posibilidades de trabajar estaban muy limitadas. Un amigo se encargaba de ayudarme a buscar en aquel marasmo de datos. Al fin encontramos un empleo en el que se pedía como condición "hablar español". Al mirar de qué se trataba comprobamos que pedían un cocinero para un "imbiss". Yo, evidentemente, no tenía ni puta idea de cocinar, pero como el "no" ya lo tenía...., nada perdía con intentarlo.
Para los que no sepan que es eso del "imbiss" diré que es una especie de "hamburguesería turca". El sitio en donde estaba el local era en la Hauptbahnhof de la ciudad de Frankfurt. No sé si conoceis la ciudad, o si viajasteis a ella en bus o en tren. La Hauptbahnhof era un barrio (no sé si lo sigue siendo) en qe se acumulaban los yonkis, salas de streep-tease, sexshop, "putiferios", ladronzuelos de estación, descuideros, limosneros, venta de drogas, bandas e "imbiss" en que se agrupaban y remoloneaban los grupos de turcos que se dedicaban al trapicheo. Bueno, me olvidaba de lo más peor de todo...., en el centro del barrio se encontraba un peligroso local al que acudía de vez en cuando: una librería de venta de libros en español. Como veis los alemanes siguiendo sus habituales sistematizaciones tenían agrupadas en un mismo sitio las actividades más peligrosas... .
En medio de ese entorno había surgido la posibilidad de trabajar. Cuando se lo dije a otro amigo se partía de risa pensando en el sitio. No sabía si mis guisos me mantendrían en el empleo mucho tiempo, pero desde luego que iba a ser una experiencia...
Bueno, yo ya daba las cosas por hecho, es decir pensaba que me iban a dar el empleo, al fin y al cabo no iba a haber allí muchos cocineros que hablaran español y, aunque hubiese alguno, era muy posible que no le tentase el puesto de trabajo. Decidí dirigirme al barrio de la estación, para conocer "in situ" el "negocio". Al llegar estuve mirando a ver si localizaba el "imbiss" del anuncio. Después de mirar no sabía muy bien si se trataba de uno que había entre dos salas de streep-tease (ya me veía sirviendo bocatas de pechuga para las pupilas del local) o si era el que estaba a la derecha de uno de ellos (y en el que vi que se reunían un grupo de turcos que, por cierto, salieron en fila india, silbando, con las manos en los bolsillos, mientras en la calle la policia se dedicaba a cachear a otros "ilustres viandantes").
Aunque aquello me hizo dudar un poco decidí llamar al teléfono para solicitar el trabajo. También tenía mis dudas, porque mi dominio del alemán era mínimo. Al fin llamé. La primera parte de la conversación transcurrió sin problemas. Resulta que el turco hablaba alemán peor que yo, eso permitía que nos entendiéramos más fácilmente y también sirvió para reforzar mi ego... Tras una breve conversación el empleo era mío..., el lunes tenía que comenzar..., pero el turco sabía un mínimo (muy mínimo de español). Cuando le pregunté para que era lo de español me dijo chapurreando: colombianish, colombianish !!!!
Con los antecedentes comentados, aquello echó por el suelo mi sueño de convertirme en cocinero. Se había acabado mi carrera antes de comenzar. Para consolarme me hice allí cerca una foto debajo de la armería "Engels" y me marché para casa.