Onib Ср фев 03, 2010 3:29 pm
Aunque no es exáctamente sobre el visado, si tengo una curiosidad sobre las aduanas y si suelen ocurrir estas cosas (y si se solucionan con la billetera en la mano), es que un español que vive en Moscú relataba en su blog los avatares que le pasaron después de que le enviaran un ordenador. (le copio el relato y lo pongo aquí):
Viernes, nueve y media de la mañana (hace algunos años ya). Sede central de Zóns Ra, entidad intergaláctica radicada en Moscú y cuyo objeto social consiste en invadir la Tierra Media con productos extramedioterrestres.
- Alfor...
- ¿Sí, jefe?
- Tenemos un problema.
- ¿Yo también?
- Tiene usted que ir a la aduana de Bútovo.
- ¿Ésa que está lejos, lejos, lejos...?
- No sé...
- ¿Y allí qué hago?
- Nos han enviado un ordenador portátil desde el extranjero.
- Eso es bueno, ¿no?
- Sí.
- Pues esperemos.
- No. La aduana ha dicho que no lo saca. Mire este telegrama.
- A ver... aduana de Bútovo... ordenador... carga aduanera... despacho interrumpido... sí, jefe, parece que no lo sacan de allí.
- Pues podría ir usted a sacarlo.
- Pero si yo...
- Es que es usted el que sabe de estas cosas.
- "Estas cosas" siempre pasan en viernes, ¿verdad?
- ¿Ah, sí?
- Bueeeeeeno... voy p'allá. Deme el albarán, la factura proforma, el telegrama, un sello redondo, un montón de papeles con membrete y júreme que tengo carta blanca hasta para vender su alma al diablo.
- ¿Al diablo?
- Déjelo, déjelo.
* * *
Dos horas de atasco después. Aduana de Bútovo. Edificio administrativo.
- Hola.
Silencio.
- Hoooooola.
Levantamiento de cabeza, lento, por parte de un tipo vestido de verde con una gorra descomunal.
- Hola.
- Soy Alfor von Buchweizen, y vengo de Zóns Ra a recoger un ordenador portátil que nos han enviado desde nuestra sede intergaláctica.
- ¿Y a mí qué?
- Que me han dicho que está aquí.
- ¿Quién se lo ha dicho?
- Lo pone en este telegrama que nos han enviado ustedes.
- A ver, deme. Pfff, pfff, pfff, vaya a hablar con el subjefe del puesto, en el despacho 414.
- ¿Por dónde se va?
Silencio.
- Eeeeeeh... que por dónde se va.
- Salga por esa puerta y pregunte en información ¡Yo qué sé!
* * *
Despacho 414. Puesto aduanero de Bútovo. Viernes, doce menos cuarto de la mañana. Golpecitos en la puerta. Toc, toc.
Silencio.
Toc, toc.
Más silencio.
Abro la puerta un poco, lo justo para asomar la cabeza. Hay un tipo vestido de verde detrás de una mesa, leyendo el periódico.
- Hola.
Nada.
- ¡HOLA!
Ahora sí. La cabeza del tipo se levanta del periódico.
- ¿Qué quiere?
- Vengo de Zóns Ra a recoger una carga que nos ha llegado. Nos han enviado este telegrama.
- Ya.
- ¿Qué hago?
Encogimiento de hombros.
- ¿Esto qué es?
- Un ordenador.
- ¿Un ordenador?
- Portátil.
- Pues está bajo control aduanero.
- ¿Sí?
- Vaya a ver al agente de aduanas y haga una declaración.
- ¿Le sirve una carta oficial con el membrete de Zóns Ra?
- Si no la imprime en papel higiénico, no me sirve.
- Vaaaale, ya me voy.
* * *
Puerta del despacho del agente de aduanas de Bútovo. Viernes. Siempre viernes.
- Sí, dígame.
- Me llamo Alfor. Vengo de Zóns Ra, y resulta que nos han enviado un telegrama desde aquí. Parece que un ordenador que teníamos que recibir ha sido retenido como carga aduanera.
- Sí, les estábamos esperando.
"Creo que sabían que vendría. También podían haber enviado el telegrama antes del jueves por la tarde."
- Bueno, pues supongo que tenemos que hacer una declaración de importación, ¿no?
- Sí, así es, pero hay un problema.
- Claro, no faltaría más ¿Sólo hay uno? Entonces vamos bastante bien. A ver, ¿cuál es el problema?
- En la factura que nos ha enviado el remitente figura un ordenador.
- Bien, creo que es precisamente lo que queremos recibir.
- Pero el ordenador tiene una funda, una bolsa. Lo descubrió el aduanero al abrir la carga.
- Entiendo.
- Y, claro, la bolsa del ordenador y el ordenador son cosas distintas.
- Como el aceite y el agua. Tiene usted toda la razón.
- Tendremos que pedir que nos envíen una nueva factura desde el destinatario, porque si no la aduana podría elevar una acusación por tentativa de contrabando.
- No lo permita Dios. Pero, claro, obtener una factura a estas horas va a ser un poquito complicado ¿No cree usted que lo podríamos arreglar con una declaración en papel moneda?
- Bueno, yo creo que el aduanero tendrá en cuenta que no ha habido mala intención.
Meditación breve por parte del agente.
- Entonces, sí que podríamos poner la bolsa del ordenador y el ordenador en la misma declaración de importación.
- Estupendo.
- Claro que hay otra cosita. Poco importante, claro, pero es que el aduanero inspeccionó la carga muy bien.
- Es su obligación, claro. No seré yo quien se lo reproche.
- Y es que, dentro de la bolsa del ordenador, no sólo estaba el ordenador. Había algo más.
- ¿Algo más? ¿Y es...?
- Una grapadora.
Naturalmente ¡Cómo no iba a suponerlo! El tipo de logística de servicios centrales, siempre tan solícito. Como en Rusia estamos en la Edad Media y no conocemos los adelantos de la técnica, decide enviarnos un aparato sofisticado para que podamos unir papeles entre sí sin coserlos con aguja e hilo. Jo. Y encima el tío pensará que es un bienhechor de la humanidad, una ONG individual.
El muy capullo pensará que nos está haciendo un favor. Ellos, que nadan en la abundancia, renuncian a una de sus grapadoras para que nos montemos una orgía haciendo piercings a los papeles.
- Una grapadora, ¿eh?
- Sí. Y, claro, a lo mejor el aduanero no dice nada y la deja pasar, pero a lo mejor no le gusta la idea y decide no dejar pasar la carga.
Vamos, ya es que ni pregunté si la grapadora estaba en la factura.
- Quizá la podamos ncluir también en la declaración.
- Bueno, bueno, nos arriesgaremos ¿Qué valor le ponemos?
- Puf, tendría que verla. Venga, cinco euros, supongamos que es una grapadora de lujo.
- Bueno, pues la metemos.
La secretaria se puso a redactar en el ordenador con la agilidad de quien hace eso todos los días varias veces.
- Hay algo más.
- ¿Pero no había sólo un problema?
- Bueno, es uno, pero se repite.
- A ver, ¿qué más hay?
- Además de la grapadora, en la bolsa había grapas. Una caja de grapas.
- Parece normal.
Evidentemente, el de la ONG "Servicios Centales sin fronteras" pensaría que los primitivos habitantes de la oficina rusa no podrían utilizar el artilugio-para-unir-páginas-sin-coserlas así como así, y que hacía falta algo más. Claro. Y es que en Moscú seguro que no hay grapas. Pues nada, le metemos unas cuantas y a correr. Seguro que echó unas cuantas lagrimitas pensando lo bueno que era.
- Sí, claro, pero es que es lo mismo que antes. La bolsa del ordenador no es el ordenador, y la caja de grapas no es la grapadora.
- Tiene toda la razón.
- Fíjese, son grapas marca "El Casco".
- Qué bonitas.
- ¿Las metemos en la declaración?
- Sí. No quiero que me acusen de contrabando de grapas.
- Bueno, pero es que hay un problema.
- Éste es nuevo, ¿no?
- Verá, es que ya no me caben tantas cosas en el formulario de declaración, y tengo que usar otro.
- ¿Sólo para las grapas marca "El Casco"?
- Sí, usted pensará que es un poco tonto, pero es que no cabe. Mire, mire...
- Sí, la verdad es que ya se sale del recuadro.
- ¿Qué hago?
- Bueno, pues usar otro formulario.
- Es que le tengo que cobrar treinta dólares.
- Mmmm... bueno, sólo es unas cien veces el valor de las grapas, aunque sean marca "El Casco". Adelante.
- A ver, escribo... y una caja de grapas marca "El Casco". Vale, ya está, ya podemos ir a la aduana.
- Adelante.
- Bueno, ya sabe usted que habrá otro problema.
- El del viernes, ¿verdad?
- Ya sabe usted que la aduana cierra a las dos, ¿verdad?
- Sí, señor, yo aquí sólo vengo en viernes.
- Y que si se usan los servicios aduaneros después de la hora de cierre, hay que pagar una tasa doble. Lo sabe, ¿no?
- Como dos y dos son cuatro.
- Pues ande, si ya lo sabe, vamos. Da gusto tratar con usted. Otros extranjeros no conocen esto y van muy perdidos. No sabe usted con qué gente tenemos que tratar en ocasiones.
- Me hago cargo, me hago cargo...
Al lunes siguiente, el ordenador estaba en la mesa del jefe.
- Jefe.
- ¿Sí, Alfor?
- Con su permiso, después de lo de la aduana del viernes, me he quedado con una grapadora y una caja de grapas de recuerdo.
- ¿Por qué?
- Es que son marca "El Casco".