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PARA TODOS LOS ENAMORADOS DE MEXICO

Жизнь в Испании и Латинской Америке для тех, кому это интересно.
La vida en España y América Latina.

Модераторы: Aplatanado, Wladimir

PARA TODOS LOS ENAMORADOS DE MEXICO

Сообщение CHICALATINA Вт авг 16, 2005 12:10 pm

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HISTORIA DE BANDERA MEXICANA
Iniciaremos de manera cronológica por las Banderas Coloniales; para asímismo continuar con las del México Independiente, y así hasta nuestros días. Citando el mayor número posible de lábaros que sus portadores y seguidores supieron llevar con honor hasta la muerte,en los campos de la Patria; y en donde fuera necesario combatir.


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La Bandera de Atzacoalco era una especie de gran parasol de plumas amarillo oro que llevaba el general del ejército. El estandarte de Cuepopan estaba formado de tres banderas blancas, atzapámitl, unidas y con penachos de Quetzal que pertenecían al Tlacohcalcatl. Los otros son los estandartes de Moyotla y Zoquiapan. Cada escuadrón del ejército mexica tenía un jefe; este era el tepuchtlato.

Los guerreros de cada calpulli elegían el suyo, y para distinguirse en campañas dicho jefe llevaba en la espalda la bandera de su calpulli; además de la bandera o pantli, para distinguirse mejor, los ichcahuipilli se cubrían con plumas de diversos colores, de modo que si los de un escuadrón las usaban blancas y encarnadas, los de otros las tenían azules y amarillas ó de diversas maneras.

Los jefes del ejército mexica tenían su estandarte ó bandera especial, con más o menos adornos según su superioridad. Las huestes de Hernán Cortés; después de la "Noche Triste"; ya de retirada a Tlaxcala; llegaron a la llanura entre Otumba y Ajapuxco el 7 de julio de 1520 ; lugar donde se enfrentaron a cerca de 200,000 guerreros aztecas. La batalla fue encarnizada; y cerca del medio día; los españoles como sus aliados Tlaxcaltecas; empezaron a desbandarse y Cortés que conocía por la Malinche muchas costumbres de los aztecas, se lanzó contra el jefe de la tropa, que era el que portaba el estandarte y dándole un empellón con su caballo, lo derribó yasí Juan de Salamanca, uno de sus capitanes le arrebató el lábaro. Los guerreros al ver caído a su jefe; y arrebatada su bandera, consideraron perdida la batalla, y emprendieron la retirada. Puede ser considerado ese lábaro azteca, como la primera bandera mexicana.

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ESTANDARTE DE CORTES

El conquistador antes de salir de Santiago de Cuba; traía consigo un banderín que pocos meses después de permanecer en la que sería la Nueva España, cambió por otro con la imagen de la Santísima Virgen, de la que era muy devoto. Este lábaro fue el que usó a través de toda la conquista.

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Banderín de Morelos

En 1812 el generalísimo Don José María Morelos y Pavón, creó una bandera en la que aparece por primera vez una águila posada en un nopal sobre un acueducto, con una corona imperial y una leyenda en latín. Esta bandera estuvo presente en la batalla de Morelia.

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Bandera del regimiento de Infantería de Iturbide


Durante el imperio de Iturbide, el Regimiento de Infantería de Línea Provisional de Puebla, fue dotado con una bandera muy similar a la de Iguala (Bandera Trigarante) con la diferencia que ésta tiene en el centro dentro de un óvalo, una Corona; con una inscripción en la parte superior que dice: "Religión, Independencia, Unión", y otra en la parte inferior que dice: "Regimiento de Infantería".


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Bandera del Imperio de Iturbide


Iniciaremos de manera cronológica por las Banderas Coloniales; para asímismo continuar con las del México Independiente, y así hasta nuestros días. Citando el mayor número posible de lábaros que sus portadores y seguidores supieron llevar con honor hasta la muerte,en los campos de la Patria; y en donde fuera necesario combatir.




Abanderados de los mexicas
La Bandera de Atzacoalco era una especie de gran parasol de plumas amarillo oro que llevaba el general del ejército. El estandarte de Cuepopan estaba formado de tres banderas blancas, atzapámitl, unidas y con penachos de Quetzal que pertenecían al Tlacohcalcatl. Los otros son los estandartes de Moyotla y Zoquiapan. Cada escuadrón del ejército mexica tenía un jefe; este era el tepuchtlato.

Los guerreros de cada calpulli elegían el suyo, y para distinguirse en campañas dicho jefe llevaba en la espalda la bandera de su calpulli; además de la bandera o pantli, para distinguirse mejor, los ichcahuipilli se cubrían con plumas de diversos colores, de modo que si los de un escuadrón las usaban blancas y encarnadas, los de otros las tenían azules y amarillas ó de diversas maneras.

Los jefes del ejército mexica tenían su estandarte ó bandera especial, con más o menos adornos según su superioridad. Las huestes de Hernán Cortés; después de la "Noche Triste"; ya de retirada a Tlaxcala; llegaron a la llanura entre Otumba y Ajapuxco el 7 de julio de 1520 ; lugar donde se enfrentaron a cerca de 200,000 guerreros aztecas. La batalla fue encarnizada; y cerca del medio día; los españoles como sus aliados Tlaxcaltecas; empezaron a desbandarse y Cortés que conocía por la Malinche muchas costumbres de los aztecas, se lanzó contra el jefe de la tropa, que era el que portaba el estandarte y dándole un empellón con su caballo, lo derribó yasí Juan de Salamanca, uno de sus capitanes le arrebató el lábaro. Los guerreros al ver caído a su jefe; y arrebatada su bandera, consideraron perdida la batalla, y emprendieron la retirada. Puede ser considerado ese lábaro azteca, como la primera bandera mexicana.


Estandarte de Cortés
El conquistador antes de salir de Santiago de Cuba; traía consigo un banderín que pocos meses después de permanecer en la que sería la Nueva España, cambió por otro con la imagen de la Santísima Virgen, de la que era muy devoto. Este lábaro fue el que usó a través de toda la conquista.


Banderín de Morelos
En 1812 el generalísimo Don José María Morelos y Pavón, creó una bandera en la que aparece por primera vez una águila posada en un nopal sobre un acueducto, con una corona imperial y una leyenda en latín. Esta bandera estuvo presente en la batalla de Morelia.


Bandera del regimiento de Infantería de Iturbide


Durante el imperio de Iturbide, el Regimiento de Infantería de Línea Provisional de Puebla, fue dotado con una bandera muy similar a la de Iguala (Bandera Trigarante) con la diferencia que ésta tiene en el centro dentro de un óvalo, una Corona; con una inscripción en la parte superior que dice: "Religión, Independencia, Unión", y otra en la parte inferior que dice: "Regimiento de Infantería".



Bandera del Imperio de Iturbide
El 2 de noviembre de 1821 Don Agustín de Iturbide como Presidente de la Junta Provisional de Gobierno integrada por 38 personajes más; decretó: "Que la Bandera Nacional, debería contener franjas verticales, con los colores; verde, blanco y rojo; agregándole en el blanco del centro una águila coronada, posada sobre el legendario nopal (Nahoa). Esta bandera rigió en todas las ceremonias durante la vigencia del imperio de Iturbide, desde su coronación el 21 de julio de 1822.

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Bandera del Primer Batallón de Infantería
(Antes supremos poderes).

Al iniciar su peregrinación el gran patricio Dn. Benito Juárez por todo el país estableció su gobierno en San Luis Potosí; y el batallón "Supremos Poderes" que se encontraba en el Estado de México, cambió su nombre por el de Primer Batallón de Infantería. Tomó parte muy activa contra los franceses en la acción de Morelia; se distinguió en varios hechos de armas, y finalmente destacó en el sitio de Querétaro, cuando ya estaba cercano el triunfo de la República.

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Bandera Republicana

En el año de 1823 a la caída de Iturbide, el Congreso decretó se quitara la corona que tenía el águila; pero agregado además al lábaro un semicírculo de ramas de encino y laurel.



Bandera del Regimiento de las Tres Villas
Siendo Dn. Guadalupe Victoria gobernador y jefe militar de Veracruz, ordenó la reorganización del Batallón de las Tres Villas. La bendición solemne de la bandera se efectuó en la ciudad de Orizaba. Esta bandera participó en muchos hechos de armas, entre otros: la guerra contra los Estados Unidos y la intervención francesa.

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Bandera del Cuerpo de Cazadores de Galeana

Este cuerpo del ejército fue organizado en Linares N.L. Se distinguió en muchos hechos de armas; en la toma de Matamoros, Tamaulipas, en el sitio de Querétaro; y más tarde dando apoyo a las fuerzas del general Porfirio Díaz.


Bandera de los Defensores de Veracruz
En 1914, las fuerzas norteamericanas desembarcaron en el Puerto de Veracruz. Los alumnos de la Escuela Naval y el pueblo veracruzano se opusieron; ofrendando sus vidas muchos de ellos. Esta bandera ondeó en la fortaleza de San Juan de Ulúa.


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Estandarte del Virreinato

Esta bandera procede de principios de Siglo XVI, confeccionada en seda de color pardo leonado, tiene en el centro una gran Cruz de San Andrés y sus brazos, rematan cada uno en el escudo de la Ciudad de México. Se colocaba durante las grandes solemnidades en el balcón central del Palacio Virreinal (hoy Palacio Nacional en la ciudad de México).

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Bandera de los Insurgentes

Los insurgentes usaron otra bandera que lucía en los barcos mercantes que corrían en las costas del golfo entre México y los Estados Unidos de Norteamérica. Esta bandera, anterior a la de Iguala, de tres colores: blanco, azul y encarnado, fue saludada en Norteamérica con salva de 21 cañonazos.


Bandera del Batallón Activo de San Blás
Esta bandera participó en varios hechos históricos entre otros: en la defensa de Monterrey durante la invasión norteamericana en 1846, en la defensa del Castillo de Chapultepec en 1847, donde murieron casi todos sus soldados, incluyendo a su jefe el General Santiago F. Xicoténcatl; que estando herido de bala fue envuelto en la bandera y en esa forma se salvó de caer en manos del enemigo.


Bandera del Batallón Guardia Nacional de Mina
En la batalla del Molino del Rey; se encontraban defendiendo este punto; hasta que se vieron obligados a emprender la retirada. Su jefe el general Tenorio para evitar que su bandera cayera en manos del enemigo; la enrrolló a su cintura, salvándose así la insignia que quedó teñida con la sangre del héroe.


Bandera del Batallón Libres de Puebla
Este batallón, fué abanderado solemnemente a fines de 1846; saliendo a defender la Patria contra el invasor norteamericano en los primeros días de 1847. Contaba con pocos recursos pero su deseo, era pelear contra los invasores. Este l ábaro es uno de los pocos que quedan de la defensa de Veracruz en 1847.


Bandera del General Francisco Villa
Esta bandera acompañó al general Francisco Villa, durante sus campañas después de la Convención de Aguascalientes.

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Bandera de Venustiano Carranza

Don Venustiano Carranza en 1916; decretó que el águila del Escudo Nacional debía ser puesto de perfil; y no de frente como se venía usando desde fines del siglo XIX. Su forma es similar a nuestra bandera actual pero con varias diferencias.

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Estandarte de Hidalgo ó Guadalupano

Al iniciar Hidalgo el movimiento de independencia y necesitando un estandarte para continuar su lucha, llega Atotonilco el Grande hoy Estado de Guanajuato, y toma de la sacristía del curato un óleo con la Virgen de Guadalupe, adoptado como bandera de los insurgentes. Las fuerzas realistas al saber lo hecho por Hidalgo, adoptan a la Virgen de los Remedios que se venera en el santuario del mismo nombre en la ciudad de México; dándole el grado de "Mariscala".

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Bandera de las Tres Garantías


Al ser promulgado "El Plan de Iguala" (24 de septiembre de 1821), Iturbide adoptó como bandera la de las Tres Garantías, cuya confección encargó al sastre José Magdaleno Ocampo. Consta la Bandera de tres franjas diagonales, quedando los colores en el siguiente orden: el blanco, que simboliza la pureza de la religión católica. El verde, que a su vez representa al movimiento insurgente ó a la independencia; y el rojo representa al grupo Español, adherido al impulso libertador. En cada una de las franjas tiene una estrella, pero no aparece el águila como en los lábaros posteriores. Esta bandera fue la que desfiló el 27 de septiembre de 1821 al consumarse la Independencia.


Bandera del Segundo Batallón de la Guardia Nacional de Oaxaca

Siendo gobernador de Oaxaca Dn. Benito Juárez; ordenó en 1857, la formación de un batallón al que se nombró "Segundo Batallón de la Guardia Nacional de Oaxaca". EL objeto de su nacimiento fue la "Defensa de la Constitución de 1857"; pues el partido conservador se preparaba para combatirla. Esta corporación se cubrió de gloria el 5 de mayo de 1862.



Bandera del Batallón Ligeros de Toluca
Esta bandera ondeó orgullosa y se cubrió de gloria durante la batalla del 5 de mayo de 1862. Aparece con el águila de frente y con la inscripción: "Batallón Nacional Ligeros de Toluca" (abreviado).



Bandera del Escuadrón 201
México que siempre ha sabido cumplir con sus compromisos internacionales, acordó durante la segunda guerra mundial; el envío de tropas a Oriente. Y tocó al "Escuadrón 201" la gloria de ser el primero en salir a pelear por una causa justa fuera de México. Su bandera le fue entregada en una ceremonia solemne efectuada el 23 de febrero de 1945.

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Nuestra Bandera en la Actualidad

Por decreto del Lic. Gustavo Díaz Ordaz Presidente de México, dado el 17 de septiembre de 1968, para que se cambiara el Escudo Nacional por el que conocemos actualmente; que tiene algunas diferencias con el decretado por Dn. Venustiano Carranza en 1916.
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Сообщение CHICALATINA Вт авг 16, 2005 12:16 pm

Himno Nacional Mexicano
(Francisco González Bocanegra - Jaime Nunó)
Mexicanos, al grito de guerra
el acero aprestad y el bridón,
y retiemble en sus centros la tierra
al sonoro rugir del cañón.
I
Ciña ¡oh Patria! tus sienes de oliva
de la paz el arcángel divino,
que en el cielo tu eterno destino,
por el dedo de Dios se escribió;
Mas si osare un extraño enemigo,
profanar con su planta tu suelo,
piensa ¡oh Patria querida! que el cielo
un soldado en cada hijo te dió.
Coro
II
En sangrientos combates los viste
por tu amor palpitando sus senos,
arrostrar la metralla serenos,
y la muerte o la gloria buscar.
Si el recuerdo de antiguas hazañas
de tus hijos inflama la mente,
los laureles del triunfo, tu frente
volverán inmortales a ornar.
Coro
III
Como al golpe del rayo la encina
se derrumba hasta el hondo torrente,
la discordia vencida, impotente,
a los pies del arcángel cayó;
Ya no más de tus hijos la sangre
se derrame en contienda de hermanos
sólo encuentra el acero en tus manos
quien tu nombre sagrado insultó.
Coro
IV
Del guerrero inmortal de Zempoala
te defienda la espada terrible,
y sostiene su brazo invencible
tu sagrado pendón tricolor;
El será el feliz mexicano
en la paz y en la guerra el caudillo,
porque él supo sus armas de brillo
circundar en los campos de honor.
Coro
V
¡Guerra, guerra sin tregua al que intente
de la patria manchar los blasones!
¡Guerra, guerra! Los patrios pendones
en las olas de sangre empapad:
¡Guerra, guerra! En el monte, en el valle
los cañones horrísonos truenen,
y los ecos sonoros resuenen
con las voces de ¡Unión! ¡Libertad!
Coro
VI
Antes, patria, que inermes tus hijos
bajo el yugo su cuello dobleguen,
tus campiñas con sangre se rieguen,
sobre sangre se estampe su pie;
Y tus templos, palacios y torres
se derrumben con hórrido estruendo,
y sus ruinas existan diciendo:
de mil héroes la Patria aquí fue.
Coro
VII
Si a la lid contra hueste enemiga
nos convoca la trompa guerrera,
de Iturbide la sacra bandera
¡Mexicanos! valientes seguid:
Y a los fieros bridones les sirvan
las vencidas enseñas de alfombra;
los laureles del triunfo den sombra
a la frente del bravo adalid.
Coro
VIII
Vuelva altivo a los patrios hogares
el guerrero a contar su victoria,
ostentando las palmas de gloria
que supiera en la lid conquistar:
Tornáranse sus lauros sangrientos
en guirnaldas de mirtos y rosas,
que el amor de las hijas y esposas
también sabe a los bravos premiar.
Coro
IX
Y el que al golpe de ardiente metralla
de la patria en las aras sucumba,
obtendrá en recompensa una tumba
donde brille de gloria la luz:
Y de Iguala la enseña querida
a su espada sangrienta enlazada,
de laurel inmortal coronada,
formará de su fosa la cruz.
Coro
X
¡Patria! ¡Patria! tus hijos te juran
exhalar en tus aras su aliento,
si el clarín con su bélico acento,
los convoca a lidiar con valor:
¡Para ti las guirnaldas de oliva!
¡Un recuerdo para ellos de gloria!
¡Un laurel para ti de victoria!
¡Un sepulcro para ellos de honor!
Coro

http://www.sre.gob.mx/mexico/general/himno_nacional.htm

aqui se puede encontrar mp3 de Himno Nacional Mexicano
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Сообщение CHICALATINA Вт авг 16, 2005 12:23 pm

algunas fotos de Mexico

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Palacio de Bellas Artes

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El palacio de Bellas Artes se empezó a construir en 1904. En principio el proyecto en estilo "art nouveau" del arquitecto Adamo Boari. En el transcurso de la Revolución fue suspendido, terminándose hasta 1934 por el arquitecto Federico Mariscal. Por el lado sur tiene su fachada principal; en la planta baja hay columnas esbeltas de capitel dórico; sobresale un pórtico que da lugar en el segundo cuerpo a una amplia terraza de antepecho ondulante, decorada con mascarones y festones; al centro, ventanas en dos niveles, flanqueadas por columnas que soportan una arquivolta. En los tímpanos, luce el bello conjunto conocido como "La Armonía", realizado por Leonardo Bistolfi.

El edificio tiene dos portadas laterales iguales, donde destacan en el segundo cuerpo relieves femeninos; en los muros laterales y a media altura se ve un corredor con columnas pareadas que soportan arcos rebajados que le dan un aspecto ondulante. En la azotea, una cúpula central hecha a base de gajos de ónix translúcido y juntas de cobre, rematado ésto por el conjunto escultórico "El Teatro Nacional" y coronado por un águila.

El elemento principal en el interior es el escenario del teatro, que luce orgulloso un telón de cristal, de 22 toneladas de peso, el cual fue trabajado por la casa Tiffany de Nueva York, y está integrado por un millón de piezas de cristal opalescente. El tema es un panorama del Valle de México, diseñado por el pintor Gerardo Murillo, conocido como el "Dr. Atl". En el vestíbulo de cuatro pisos se alojan el "Museo de Artes Plásticas" y el "Museo de Arquitectura", así como una sala para audiciones y otra para exposiciones temporales, además de una librería.

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el Zocalo

Plaza de la constitucion

Se le ha conocido también con las denominaciones de Plaza Principal, Plaza del Palacio, Plaza Mayor, Plaza de Armas y Zócalo. Constituye el espacio público de mayor tradición e importancia de la nación. La rodean, por tres de sus lados, El Palacio Nacional, sede del Poder Ejecutivo de la Unión; los edificios del gobierno del Distrito Federal y la Catedral Metropolitana, sede del poder eclesiástico. Allí se ha congregado el pueblo en las ceremonias religiosas del México antiguo, en las “Juras” de los virreyes, en las proclamaciones de los reyes y las festividades de Semana Santa y el día de Corpus, en la época colonial; en las fiestas del 15 de septiembre (día de la Independencia), en los desfiles militares del 16 del mismo mes, y en los desfiles deportivos del 20 de noviembre (día de la Revolución); en los días de la bandera (24 de febrero), del trabajo (1º de mayo) y jura de los conscriptos (5 de mayo), así como en los recibimientos a monarcas y jefes de Estado extranjeros; y manifestaciones políticas y estudiantiles. La plaza es, en suma, el lugar donde el pueblo se reúne para demostrar su regocijo o su descontento.

De 1953 a 1958, la Plaza de la Constitución adquirió el aspecto que conserva; una explanada desnuda de monumentos, con sólo los arbotantes del alumbrado público, y al centro un astabanderas. El piso de toda la plaza se niveló nuevamente, se ampliaron las banquetas laterales de la Catedral, se quitaron las vías de los tranvías, se regularizó el espacio del Zócalo, dándole la misma medida a cada lado, suprimiendo el jardín y poniéndole un piso de cemento; se uniformaron las fachadas de los edificios del lado oeste, salvo la del Centro Mercantil, en el extremo sur del Portal de Mercaderes; y los puestos que allí había fueron desalojados, quedando todo el gran espacio limpio y despejado después de 400 años. En 1969 y 1970, con motivo de las obras del Metro, se abrieron accesos a ese servicio en las aceras del Palacio Nacional, el Gobierno del Distrito Federal y la Catedral, y en la explanada del Zócalo. A un costado del edificio nuevo del Departamento del Distrito Federal, frente a la Suprema Corte, se erigió un monumento a la fundación de México; grupo de indios junto al águila que devora a la serpiente parada en el nopal, obra del escultor Juan F. Olaguibel.

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el angel de la independencia

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El monumento presenta, como elemento distintivo, una columna de 32 m. de altura coronada con la escultura de un angel alado, la figura escultórica más famosa de la Ciudad de México. Como columna es una de las más altas entre las de su género: se le compara con la del Incendio en Londres, la de Napoleón en Boulogne, la de Julio en París y la de Alejandría en Leningrado. En el interior de la columna se desplaza una escalera helicoidal con 200 escalones que llegan hasta el mirador situado en la base de la estatua de mármol de 2.5 M. de altura que representa de pie a la Victoria alada. A nivel del inicio de la escalera se encuentra una estatua de mármol blanco con la figura de Guillen de Lampart (1615-1659), precursor de la Independencia. Esta misma entrada conduce a las criptas. En la que se encuentra en el pasillo orientado hacia el poniente se alojan los restos de Victoria, Guerrero, Leona Vicario y Quintana Roo; en la del sur, los de Hidalgo, Allende Aldama y Jiménez; en la del oriente, los de Bravo, Matamoros y supuestamente los de Morelos.

Con la inauguración de este monumento en 1910 culminaron siete décadas de intentos oficiales de dedicar un símbolo escultórico digno y representativo a la Independencia Nacional. El precursor de la idea fue Antonio López de Santa Anna, quien en 1842 confió al Arq. Lorenzo de la Hidalga el proyecto y la construcción del monumento, que se ubicaría en el centro de la Plaza de la Constitución. Lo único que se edificó fue el zócalo del monumento proyectado, zócalo que permaneció largo tiempo en su sitio hasta conceder nombre popular a la Plaza de la Constitución ("Zócalo" es el nombre popular que desde entonces se da en México a la plaza principal de ciudades y poblaciones importantes).

En junio de 1864, Maximiliano de Habsburgo, en carta dirigida a Joaquín Velázquez de León, Director del Colegio de Minería, lo comisionó para que atendiera la construcción de un monumento dedicado a la independencia nacional, aprovechando los mármoles que se habían destinado a la edificación de un arco en honor de la Emperatriz Carlota; y deseando colocar la primera piedra el 16 de septiembre (1864), pidió que convocarse a ingenieros y artistas para la presentación de proyectos. El propio Velázquez de León, en su carácter de ministro de estado, colocó la primera piedra del monumento en aquella fecha y pronunció un discurso que fue contestado por la Emperatriz. Ese mismo día se obsequió un banquete en el recinto del Colegio de Minas a los veteranos de la Independencia. Treinta y ocho años más tarde se repitió la ceremonia de la “primera” piedra, con Porfirio Díaz el 3 de enero de 1902. En esta segunda ocasión se convocó a un concurso internacional en e l que triunfaron los arquitectos norteamericanos Cluss y Schultz, confiándose entonces su realización al Arq. Antonio Rivas Mercado, quien introdujo algunas modificaciones al proyecto seleccionado.

Aquella primera piedra de 1902 se colocó en el Paseo de la reforma después de analizarse otras opciones de ubicación del monumento distintas de la primitiva de la Plaza de la Constitución. "En un principio" refiere el periódico El Imparcial- se pensó en situar el monumento en el centro de la glorieta de los Hombres Ilustres, lugar que fue descartado por su lejanía, lo mismo que el Jardín de San Fernando y el Bosque de Chapultepec". Finalmente se eligió el Paseo de la Reforma, en su cruce con las calles de Florencia y Río Tiber, y se inauguró el 15 de septiembre de 1910. En 1907, el proceso de construcción del monumento se interrumpió al ocurrir asentamientos imprevistos y peligrosos. Fue entonces cuando se resolvió limitar la responsabilidad del Arq. Rivas Mercado, reduciéndola a los aspectos artísticos de la obra, y para los relativos a ingeniería se formó una comisión que integraron los ingenieros Guillermo Beltrán y Puga, Gonzalo Garita y Luis Zavaterelli, y el Arq. Manuel Gorozpe. Las esculturas fueron ejecutadas en México por Enrique Alciate, quien dirigió en Florencia la fundición de las hechas en bronce. La construcción del monumento no estuvo exenta de percances: el periódico El Imparcial informaba el 1º. De junio de 1910 que "el ángel ha sufrido algunos desperfectos al caerle encima una viga, pero su autor ha reparado los daños".

El monumento presenta estatuas colocadas en cuatro diferentes niveles. En el primero se encuentran cuatro figuras femeninas de bronce en color negro, una en cada esquina, y un cuerpo escultórico formado por un león y un geniecillo con peso de 5.5 toneladas, también de color negro. Las figuras femeninas son estatuas sedentes de 3 toneladas de peso cada una, y representan la Paz, la Ley, la Justicia y la Guerra. El león, cargado de laureles y guiado por el geniecillo, simboliza la voluntad encadenada por la fuerza superior de la ley. El segundo nivel aloja las estatuas en mármol de José María Morelos, Vicente Guerrero, Francisco Javier Mina y Nicolás Bravo, más dos figuras femeninas que representan la Patria y la Historia. Miden entre 3.40 y 3.74 m. cada una, y su peso varía de 3 a 5 toneladas. En el tercer nivel se encuentra una sola estatua de mármol: la de Miguel Hidalgo, de 4.20 m. de altura y 6 toneladas de peso. En el último nivel, que corresponde a la cúspide de la columna, ésta remata con la estatua de la Victoria Alada, bronce recubierto de oro de 6.70 m. de altura y 7 toneladas de peso que en la diestra sujeta una corona de laurel y, en la mano izquierda, un fragmento de cadena rota, símbolo de independencia.

En 1928, el Dr. Alfonso Pruneda, exrector de la UNAM y entonces Director de Acción Cívica del Departamento Central, propuso que al Monumento a la Independencia se le dotara de una lámpara votiva "que siempre deberá estar encendida como tributo de veneración a los que sacrificaron su vida por darnos vida libre". El proyecto fue realizado por el Arq. Federico Mariscal, y en su diseño se inspiró en reflexiones nacionalistas y específicamente en motivos como "los que presentan los braseros encontrados en las excavaciones de San Juan Teotihuacán. La lámpara votiva se inauguró el 12 de mayo de 1929 cuando el presidente Emilio Portes Gil la encendió en un nicho ubicado sobre el eje principal del monumento, enla cara posterior de éste, localización que ha sido objetada por el historiador Jesús Ferrer Gamboa, de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística y de la Academia Nacional de Historia y Geografía, por considerarla que "se encuentra a la espalda del mo numento".

La estatua del Angel fue derribada por el fuerte terremoto ocurrido en la Ciudad de México el 27 de julio de 1957. Fue restaurada por el escultor José María Fernández Urbina. Se le colocó nuevamente en su sitio el 15 de septiembre de 1958. Desde su inauguración en 1910, el monumento ha "crecido" en altura, pues mientras los terrenos que lo circundan se han hundido a consecuencia de fallas del subsuelo, el monumento ha mantenido su nivel original, dando la apariencia de que gana altura, gracias al acierto de su cimentación del Palacio de Correos. Para compensar el hundimiento que rodea al monumento y facilitar su acceso, se le ha construido una escalinata que a la fecha ya consta de 17 escalones.
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Сообщение CHICALATINA Чт авг 25, 2005 10:21 am

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juego de pelota maya

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tlaloc
Monolito de más de 200 toneladas, encontrado en el Edo. de México, perteneciente a la cultura teotihuacana. Representa a la deidad de la lluvia: Tlaloc. Hoy en día da la bienvenida a los visitantes del Museo Nacional de Antropología e Historia en la Cd. de México.

Los aztecas
Periodo Postclásico

Hacia el año de 1300, los aztecas fueron la última tribu del norte árido en arribar a Mesoamérica. Eran un pueblo pobre y atrasado y fueron mal recibidos por los habitantes de los señoríos de origen tolteca ya establecidos en el Valle de México.
Los aztecas vagaron durante años, según cuenta la leyenda, en busca de la señal en donde debían fundar su ciudad, ésta era un águila y una serpiente luchando sobre un nopal.

Empezaron el recorrido desde Aztlán (en náhuatl "Lugar de Garzas" o "Lugar de la Blancura"), sin poder establecerse ni en las peores tierras del Valle, hasta que en 1325, fundaron su ciudad, México-Tenochtitlan.

Ya asentados, los aztecas estuvieron por varias décadas bajo el dominio del poderoso señorío de Azcapotzalco, al que servían como soldados a sueldo.

Hacia 1430, los aztecas habían asimilado la cultura de los pueblos avanzados del Valle y se habían convertido en un eficiente poder militar. Atacaron y derrotaron entonces a Azcapotzalco y se transformaron en uno de los señoríos más fuertes de la región. Iniciaron así una sorprendente hazaña guerrera, que en sólo 70 años los haría dueños del más grande imperio que había existido en Mesoamérica.
Los aztecas formaron una alianza con los señoríos de Texcoco y Tacuba creando así lo que se conoció como La Triple Alianza. Bajo el mando de notables jefes militares, como Moctezuma Ilhuicamina y Ahuitzotl, los aztecas conquistaron el centro de México, Veracruz, la costa de Guerrero, parte de Oaxaca y dominaron el territorio de Soconusco, en los límites con Guatemala. Sólo unos cuantos pueblos lograron resistir el empuje mexica: los purépechas, los tlaxcaltecas y algunos señoríos mixtecas. Изображение
Huitzilopochtli según aparece
en el códice Borgia.


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Caballero águila, imponente escultura
en barro encontrada en el Templo Mayor.
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Сообщение CHICALATINA Ср авг 31, 2005 2:36 pm

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plantación de agave

Historia del tequila.
Desde los tiempos prehispánicos y aún después de la conquista, el agave azúl prestaba enormes servicios a los pobladores, ya que distintas partes de esta planta eran aprovechadas para construir techumbres y fabricar agujas, clavos, cuerdas y papel; sus pencas secas se usaban como combustible y de las cenizas se elaboraba jabón o detergente, y su savia se utilizaba para curar heridas. En aquel tiempo, las tribus civilizadas de la región de Chimalhuacan utilizaba el maguey de Tequila para preparar miel o bebida alcóholica. La planta del maguey era aprovechada en su totalidad, ya que de las hojas se extraía una fibra que usaban sus tejidos y del tronco obtenían un alimento azucarado.

Sin embargo, todo indica que el tequila, es una bebida mestiza; resultado del agave (Agave Azul Tequilana Weber) y del proceso de destilación que introdujeron los españoles, quienes a su vez lo aprendieron de los árabes. Anterior a este proceso, los indios tiquilas fermentaban el mexcalli al macerarlo con agua. Después de dias de reposo se convertia en una bebida alcóholica utilizada para sus rituales. A partir de 1950 se incorporaron mejoras tecnológicas en su producción, este esfuerzo ha colocado al tequila en la boca de muchos consumidores tanto nacionales como extranjeros. Hoy dia los campos agaveros, comprenden una gran franja central del paisaje jalisciense. La industria comprende a unas 200 mil personas satisfechas de ofrecer al mundo una bebida cabalmente mexicana.

Según el relato de los tiempos antiguos, el tequila fue descubierto cuando, sobre un platino de agaves, cayó con estrépito un rayo de gran fuerza, el golpe desgajó el corazón de la planta y el calor del rayo hizo que ardiera durante unos segundos, asombrados los indígenas se percataron que del interior brotaba un aromático néctar que bebieron con temor y reverencia pues señalaba como un milagroso regalo de sus dioses, era como si el fuego del rayo se hubiera transformado en una bebida sin paralelo en la historia del tequila.

Historia de la ciudad de Tequila.
Primitivamente se llamó Tequillan o Tecuila, que se ha interpretado como: lugar en que se corta o lugar de tributos. Sus primitivos pobladores fueron chichimecas, otomíes, toltecas y nahuatlacas. El poblado estuvo en un principio asentado en un lugar que se llamó Teochichán o Techinchán: lugar del dios todopoderoso o donde abundan los lazos y trampas. Cristóbal de Oñate conquistó la región. A su llegada, los naturales levantaron albarradas para defenderse en el cerro de Teochtinchán o Teochtenchán; pero al cerciorarse que todo era inútil, lo recibieron en paz. El arribo del conquistador acaeció en Abril de 1530. Los franciscanos encabezados por Fray Juan Calero, poblaron el sitio actual de Tequila con grupos de indígenas traídos del cerro del Chiquihuitillo, fundando la población de Santiago de Tequila el 15 de Abril de 1530; la cual se dio en encomienda a Juan de Escárcena.

A principios de 1541 tuvo lugar una insurrección de los indios tecoxines y de los caxcanes, que se extendió a la sierra de Tepec a Tlaltenango, Xochipila, Nochictlán y Teocaltech. Coaxicari, fue el jefe en el occidente y Tenamaxtli, llamado ya Diego Zacatecas, en el norte. En mayo de 1541, los indígenas de Tequila, Ahualulco y Ameca se unieron a la rebelión, remontándose al cerro de Tequila guiados por Tenamaxtli. Fray Juan Calero, o del Espíritu Santo, fue al cerro a pacificarlos, invitándolos a bajar, pero fue sacrificado a flechazos y pedradas, despojandolo de sus hábitos y colgándolo en el ídolo que veneraban. Los naturales de Tequila y Ameca también dieron muerte a Fray Antonio de Cuéllar, guardián del convento de Etzatlán, quien había procurado por medio de la meditación evitar una sangrienta guerra. En octubre de 1541, el virrey Antonio de Mendoza, alarmado por la rebelión, salió de México con destino a la Nueva Galicia; decidido a sofocar esa insurrección. Se apersono ante el virrey el cacique Diego Zacatecas quien fue llevado prisionero hasta Etzatlán donde lo puso en libertad a condición de que tornaran a su pueblo y se dedicaran al trabajo y al estudio de la doctrina. Finalmente fue enviado a España. Una vez derrotados los rebeldes, en diciembre de 1541; Fray Francisco Lorenzo volvió desde Etzatlán a continuar la labor pacificadora de los naturales mediante su evangelización.

La primera fábrica fue instalada en 1600 por don Pedro Sánchez de Tagle, marqués de Altamira, quien introdujo el cultivo y destilación del mezcal para producir tequila. Por decreto del 27 de marzo de 1824, Tequila se convirtió en cabecera de departamento y en esa misma disposición se le concedió el titulo de villa. Desde esa fecha Tequila existe como municipalidad. En 1825, aparece registrado como pueblo con ayuntamiento y cabecera de departamento del 5º cantón de Etzatlán. Por decreto número 265 publicado el 15 de enero de 1872, los departamentos de Ahualulco y Tequila se erigen en duodécimo cantón, siendo este segundo lugar, la cabecera. Posteriormente, en marzo de 1891, se estableció definitivamente en Ahualulco la cabecera del 12º cantón. El 9 de enero de 1874, se publicó el decreto número 384, mediante el cual se le concedió a la villa de Tequila el titulo de ciudad, en reconocimiento a la patriótica y valiente conducta observada por sus vecinos el día 24 de enero de 1873.

Cada año se desarrolla del 29 de Noviembre al 12 de Diciembre la Feria Nacional del Tequila. Dentro de este marco de festividades se llevan a cabo actividades culturales y recreativas, además de las charreadas y peleas de gallos. El núcleo de la feria tiene como sede la Plaza Principal, ubicada a un costado del templo parroquial, en este lugar son colocadas las terrazas de las diferentes empresas tequileras tales como; Tequila Sauza, Tequila José Cuervo, Tequila D' Reyes y demás empresas, donde el visitante podrá disfrutar de las diversas bebidas que se pueden preparar con tequila.

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vista panorámica del pueblo de Tequila
CHICALATINA
 
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16 DE SEPTIEMBRE - EL DIA DE LA INDEPENDECIA DE MEXICO

Сообщение CHICALATINA Вт сен 13, 2005 10:43 am

16 DE SEPTIEMBRE - EL DIA DE LA INDEPENDENCIA DE MEXICO



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En 1764 se suscitó el conflicto entre Inglaterra y sus colonias

americanas, provocado por las medidas fiscales tomadas por la metrópoli para resarcirse de los

gastos causados durante la Guerra de los Siete Años con Francia (1756-1763). La oposición de

los norteamericanos a ser gravados sin su consentimiento por la Corona culminó con la

Declaración de Independencia de los Estados Unidos, aprobada por el Congreso

Continental de Filadelfia el 4 de julio de 1776. Aun antes de este hecho, Francia había otorgado

más de 1 millón de libras a los colonos y permitido, en su apoyo, la salida de voluntarios; más

tarde reconoció al nuevo Estado (6 de febrero de 1778), firmó con él tratados de alianza y

comercio, declaró la guerra a Inglaterra y envió a América las flotas de Rochambeau (1780) y de

De Grase (1781), con cuyas fuerzas pudo George Washington poner término a la guerra el 19 de

octubre de 1781. El 3 de septiembre de 1783 fue reconocida la Independencia de los

Estados Unidos en el Tratado de París, también llamado de Versalles.
Los 7 500 soldados de la expedición de Rochambeau, a su regreso a Francia, divulgaron la

imagen de una joven nación que se había pronunciado contra el absolutismo de los reyes y

consagrado el espíritu democrático del calvinismo y de la revolución inglesa del siglo XVII. El

ejemplo norteamericano aparecía más sugestivo ante la opinión previamente abonada por las

ideas de Voltaire (1694-1778) contra el despotismo; las de Montesquieu (1689-1755), sobre la

división de los poderes; las de Rousseau (1712-1778), relativas a los derechos y libertades del

individuo; y las de Diderot (1713-1784) y D'Alambert (1717-1783), enciclopedistas que

exaltaron la prioridad y la excelencia de la razón. Así, cuando en 1789 se reunieron los Estados

Generales, convocados por Luis XVI, para superar la crisis política y social estimulada por la

bancarrota del erario, a consecuencia de la guerra, se desbordó el ansia de libertad y de igualdad.

La Revolución Francesa (1789-1799), a lo largo de sus etapas sucesivas —Asamblea Nacional,

Asamblea Constituyente (1789-1791), Asamblea Legislativa (1791-1792), Convención

(1792-1795) y Directorio (1795-1799)— abolió los privilegios, destruyó el poder real, los

parlamentos y las corporaciones e inutilizó el poder de la Iglesia, pero a la postre propició el

golpe de Estado de Napoleón (9 y 10 de noviembre de 1799), que así se convirtió en primer

cónsul y luego en emperador. Ya para entonces se había divulgado en todo el mundo la

Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano proclamada por la Asamblea

Constituyente de Francia (27 de agosto de 1789), expresión de los postulados del liberalismo (v.

texto completo).


España estaba unida a Francia por sucesivos "pactos de familia" (1733, 1743 y 1761)

concertados para contrarrestar el poderío inglés en Europa y América; pero cuando el 21 de

enero de 1793 fue guillotinado Luis XVI por acuerdo de la Convención, Carlos IV declaró la

guerra a la República Francesa. Dos años más tarde (22 de julio de 1795) se restauró la relación

amistosa mediante la firma de la paz en Basilea, y el 18 de agosto de 1796 el gobierno español

firmó una alianza defensiva y ofensiva con el Directorio, sólo para el caso de guerra con la Gran

Bretaña. El conflicto con ésta estalló el 7 de octubre siguiente, en cuyo curso Carlos IV (Tratado

de San Ildefonso, del 1° de octubre de 1800) devolvió a Francia la Luisiana —que había recibido

en 1762 como compensación por la pérdida de Florida, pero que no podía defender de los

ingleses—, a cambio de que Napoleón creara el reino de Etruria para el yerno del monarca

español, el príncipe de Parma. Las hostilidades con los británicos cesaron el 27 de marzo de

1802 en virtud de Tratado de Amiens.


El 2 de diciembre de 1804 Napoleón fue ungido emperador y otra vez Inglaterra encabezó una

coalición para combatirlo. España, aunque quiso mantenerse neutral, fue atacada y el 12 de

diciembre de 1804 Carlos IV declaró la guerra a los ingleses y concertó una alianza marítima con

Francia (enero de 1805). El propósito de asaltar las islas británicas naufragó en la desastrosa

batalla de Trafalgar (21 de octubre). Deseoso más tarde Napoleón de cortar a Inglaterra todo

apoyo que procediera del continente, convino con España la invasión y el reparto de Portugal

(Tratado de Fontainebleu, del 27 de octubre de 1807), para lo cual las tropas francesas tuvieron

libre paso por la Península. La ocupación de Portugal, cuyos reyes huyeron al Brasil, ocurrió en

noviembre de ese año, pero en los meses siguientes nuevas tropas francesas penetraron a España

y ocuparon, entre otras ciudades, San Sebastián, Pamplona, Vitoria, Burgos, Valladolid y

Barcelona. Aun cuando el primer ministro Godoy había favorecido la expansión napoleónica,

guiado por la ambición de regir o gobernar parte de Portugal, quiso en el último momento huir a

América con la familia real, lo cual impidió el pueblo amotinado en Aranjuez la noche del 17 de

marzo de 1808. El 19 siguiente Carlos IV abdicó en favor de su hijo el príncipe de Asturias, que

asumió el nombre de Fernando VII. Éste se convirtió en símbolo de las reformas a las que

aspiraba la sociedad española, irritada por la corrupción del gobierno y por la subordinación de la

Corte a los designios de Napoleón. El recibimiento que el pueblo de Madrid hizo a Fernando el

24 de marzo justificó el calificativo de El Deseado que le daban sus contemporáneos. Napoleón,

sin embargo, temeroso de que el nuevo monarca no le fuera dócil, le negó el reconocimiento y lo

indujo a conversar con él en Bayona. El 10 de abril emprendió el viaje Fernando VII; el 2 de

mayo se sublevaron los madrileños y fueron violentamente reprimidos por las fuerzas invasoras de

Joaquín Murat; el día 6 siguiente, ya en territorio de Francia, Fernando restituyó la corona a su

padre, quien ya la había cedido de antemano a Napoleón; y el 4 de junio, éste proclamó rey de

España a su hermano José Bonaparte. Fernando fue confinado al castillo de Valencay —donde

estaría hasta 1814— y mientras tanto el pueblo español organizaba, en el orden político, las

juntas provinciales y, en el militar, las guerrillas, que iban a sostener durante seis años la guerra de

independencia.

La noticia de las renuncias de Fernando VII y Carlos IV al trono de España se recibió en la

ciudad de México el 14 de julio de 1808. El grave problema de la vinculación de la Colonia con

su metrópoli —había desaparecido la autoridad legítima— fue planteada el día 15 por el virrey

José de Iturrigaray al Real Acuerdo —cuerpo formado por los oidores para asesorarlo en los

asuntos difíciles—, que sólo acordó no acatar orden alguna de Murat. El día 19, sin embargo, el

Ayuntamiento de la ciudad de México, "en representación de todo el reino", entregó al virrey un

memorial con los siguientes puntos: que las reales renuncias eran nulas porque fueron "arrancadas

por la violencia"; que la soberanía radicaba en todo el reino y en particular en los cuerpos que

llevaban la voz pública, "quienes la conservarían para devolverla al legítimo sucesor, cuando se

hallase (España) libre de fuerzas extranjeras"; y que, en consecuencia, debía el virrey continuar

provisionalmente en el gobierno. Los oidores objetaron la representación que se arrogaron los

regidores (21 de julio), pero éstos, aparte de sostener su razón (3 de agosto), propusieron que se

reuniera una junta de las principales autoridades de la ciudad —virrey, oidores, arzobispos,

canónigos, prelados de religiosos, inquisidores, jefes de oficina, títulos, vecinos principales y

gobernadores de las parcialidades de indios— para examinar el asunto, lo cual ocurrió el día 9. El

licenciado Francisco Primo de Verdad y Ramos, síndico del Ayuntamiento, planteó la necesidad

de formar un gobierno provisional y propuso el desconocimiento de las juntas peninsulares, cuya

creación se había conocido en México desde el 29 de julio. Los oidores y fiscales se opusieron

con vehemencia y opinaron lo contrario, y el inquisidor Prado y Ovejero declaró "proscrita y

anatemizada por la Iglesia" la afirmación de que la soberanía había vuelto al pueblo. Convinieron,

en cambio, en que Iturrigaray continuara como lugarteniente de Fernando VII, a quien todos

juraron fidelidad el 15 de agosto. Para entonces eran ya ostensibles los dos partidos antagónicos:

los españoles sospechaban que el Ayuntamiento aspiraba a la independencia, y los criollos

suponían que la Audiencia deseaba mantener la subordinación a España, aun sometida a

Napoleón.


El 12 de agosto Iturrigaray dispuso que no se obedeciera a ninguna junta peninsular, a menos que

fuera creada por Fernando VII, con lo cual, estando el monarca prisionero, se desligaba de toda

autoridad en España. El 31 siguiente el alcalde de corte Jacobo de Villaurrutia pidió al virrey que

convocase a un congreso, lo cual hizo éste al siguiente día, instando a todos los ayuntamientos del

país a que nombrasen sus representantes, y mandando a la capital al regimiento de Infantería de

Celaya y al de Dragones de Aguascalientes, cuyos comandantes le eran adictos. Estos hechos

persuadieron a los españoles de las intenciones independentistas del virrey y decidieron

deponerlo. La noche del 15 de septiembre, 300 hombres, encabezados por el rico comerciante

Gabriel de Yermo y con la complicidad de la guardia de palacio, entraron a éste e hicieron

prisionero a Iturrigaray, a quien enviaron a la Inquisición con sus dos hijos mayores. Mientras

tanto, los oidores, el arzobispo y otros notables, reunidos en la sala de acuerdos, declararon al

virrey separado de su cargo y nombraron para sustituirlo al mariscal de campo Pedro Garibay.

Fueron también detenidos el licenciado Verdad, Juan Francisco Azcárate y Lezama, José

Antonio Cristo y fray Melchor de Talamantes. Este último y Verdad murieron en prisión.

A fray Melchor de Talamantes se atribuye haber sido el director intelectual del movimiento. A

juzgar por los papeles que se le encontraron, pensaba que no debían elegirse diputados, pues los

ayuntamientos eran los representantes del pueblo; y que los delegados de éstos, constituidos en

Congreso Nacional Americano, debían ejercer todos los derechos de la soberanía, "reduciendo

sus operaciones a los puntos siguientes: 1. Nombrar al virrey capitán general del reino y confirmar

en sus empleos a todos los demás. 2. Proveer todas las vacantes civiles y eclesiásticas. 3.

Trasladar a la capital los caudales del erario... 4. Convocar un concilio provisional para acordar

los medios de suplir lo que está reservado a su Santidad. 5. Suspender al tribunal de la Inquisición

la autoridad civil, dejándole sólo la espiritual, y ésta sujeta al metropolitano. 6. Erigir un tribunal

de revisión de la correspondencia de Europa... 7. Conocer y determinar los recursos que las

leyes reservaban a S.M. 8. Extinguir todos los mayorazgos y vínculos, capellanías y cualesquiera

otras pensiones pertenecientes a individuos existentes en Europa, incluso el estado y marquesado

del Valle. 9. Declarar terminados todos los créditos activos y pasivos de la metrópoli... 10.

Extinguir la Consolidación, arbitrar medios, indemnizar a los perjudicados y restituir las cosas a su

estado primitivo. 11. Extinguir todos los subsidios y contribuciones eclesiásticas, excepto las de

media anata y de dos novenos. 12. Arreglar los ramos de comercio, minería, agricultura e

industria, quitándoles las trabas. 13. Nombrar embajador que pase a los Estados Unidos a tratar

de alianza y pedir auxilios".


El 25 de septiembre de 1808 se constituyó en Aranjuez la Junta Suprema Central y Gubernativa

que sustituyó a las muchas otras provinciales que se habían formado en España al iniciarse la

guerra de independencia, y que en diciembre se trasladó a Sevilla cuando los franceses

cruzaron Somosierra. El virrey Garibay reconoció la potestad de ese cuerpo —formado por 34

diputados y presidido primero por Floridablanca y luego, a la muerte de éste, por Jovellanos— y

le envió 11 millones de pesos —9 del erario y 2 de particulares—, 100 cañones que fundió

Manuel Tolsá, pagados por el Tribunal de Minería, y cientos de fusiles que compró a los ingleses

en Jamaica. El acto más importante de su gobierno, por las consecuencias que habría de tener,

fue el licenciamiento del ejército acantonado en Jalapa y Perote desde 1806 en previsión de un

ataque de los ingleses. Estos 14 mil hombres estaban bajo el mando de oficiales criollos,

resentidos por el golpe de mano de los españoles contra Iturrigaray y recelosos de que el país

fuera a ser entregado a los franceses. Cuando volvieron a sus lugares de origen, estimularon las

conspiraciones en el sentido de la Independencia, dispuestos a defender los derechos de

Fernando VII.

El 19 de julio de 1809 el arzobispo de México, Francisco Javier de Lizana y Beaumont, sustituyó

a Garibay en el virreinato por instrucciones de la Junta Suprema de Sevilla. En septiembre de ese

año empezó en Valladolid (actual Morelia) una conjura para crear una junta que gobernase en

nombre del monarca prisionero, si España sucumbía, como todos pensaban, al poder de

Napoleón. Estaban comprometidos los militares José María García de Obeso, José Mariano

Michelena, Mariano Quevedo, Ruperto Mier y Manuel Muñiz, procedentes del disuelto

acantonamiento; los licenciados José Nicolás Michelena y Soto Saldaña; el cura Manuel Ruiz de

Chávez, de Huango; el franciscano Vicente de Santa María y Luis Correa. Denunciados por

Francisco de la Concha, cura del sagrario, fueron aprehendidos el 21 de diciembre, fecha en que

pensaban poner en ejecución sus planes apoyados por algunos soldados y por los indígenas

michoacanos, a quienes habían prometido eximir de sus tributos. El arzobispo-virrey fue muy

benévolo con los detenidos, pues siguiendo el clima general de la opinión se inclinaba hacia el

partido de los criollos. Persiguió, en cambio, a los más exaltados españoles: entre otros, a

Marcos Barazaluce, que pretendió viajar a España para pedir su cambio; y al oidor Aguirre y a

Juan López Cancelada, editor de La Gaceta, que lo censuraban.

En las otras colonias españolas de América ocurrieron acontecimientos semejantes: en

Montevideo, el 21 de septiembre de 1808, el gobernador Francisco Javier Elío constituyó una

junta para oponerla al virrey de Río de la Plata, Santiago Liniers y Bremond, simpatizante de los

criollos; el 24 de julio de 1809 se formó en La Paz, por el método de cabildo abierto, la Junta

Tuitiva, que presidió Pedro Domingo Murillo, y el 10 de agosto, en Quito, la Junta Soberana,

bajo la dirección de Juan Pío María de Montúfar y Larrea, marqués de Selva Negra. En estos

dos últimos casos se trataba de regir esos países de modo autónomo, aunque a nombre de

Fernando VII. Los tres organismos se disolvieron antes de 1810. En Nueva Granada, el virrey

Antonio Amar y Borbón permitió que se celebrara, del 6 al 11 de septiembre de 1809, una junta

de notables donde Camilo Torres propuso la creación de un cuerpo integrado por diputados de

las provincias. Aun cuando no se tomó ningún acuerdo, quedaron formados, de hecho, los

partidos español y criollo.


En 1810 los franceses ocuparon la mayor parte de España, desapareció la Junta Suprema Central

instalada en Cádiz y se constituyó la Regencia —gobierno de una monarquía en ausencia del

rey—, a cuyo Supremo Consejo, con sede en la isla de León, pertenecía Miguel de Lardizábal y

Orive, natural de Nueva España. El 14 de febrero se convocó a Cortes —asamblea legislativa—

para darle al reino una nueva Constitución, incluyendo por vez primera la asistencia de

representantes americanos. La orden para que los ayuntamientos de las capitales nombrasen a sus

diputados se publicó en México el 18 de mayo, cuando ya se había separado al arzobispo Lizana

y confiado la administración del virreinato a la Audiencia (a partir del día 8 anterior), con lo cual

cambió de signo la relación de los criollos con el gobierno. Parte de la proclama que antecedía a

la convocatoria estaba dirigida a los españoles del Nuevo Mundo: "Desde este momento

—decía— os véis elevados a la dignidad de hombres libres, no soís ya los mismos que antes,

encorvados bajo un yugo mucho más duro mientras más distantes estábais del centro del poder,

mirados con indiferencia, vejados por la codicia y destruidos por la ignorancia. Tened presente

que... vuestros destinos ya no dependen ni de los ministros, ni de los virreyes, ni de los

gobernadores; están en vuestras manos". Aunque este reconocimiento de las demandas de los

criollos representaba un esfuerzo para detener las revoluciones de independencia en

América, el efecto que provocó fue el contrario. El liberalismo español, sensibilizado por la

sublevación popular contra la invasión extranjera, estimulaba sin desearlo los movimientos de

emancipación de sus colonias.
El 19 de abril de 1810, se formó en Caracas la Junta Suprema, conservadora de los derechos de

Fernando VII; el 25 de mayo, la de Buenos Aires; el 20 de julio, la de Santa Fe de Bogotá; el 18

de septiembre, la de Santiago de Chile; el 19 siguiente, la de Quito, y en otras fechas las de

Paraguay, Salvador, Cuzco, y León, en Nicaragua. En todas ellas se negó reconocimiento a la

Regencia y se rechazó la sumisión a todo gobierno de la metrópoli, se invocó que la soberanía

volvía al pueblo mientras el monarca estuviese prisionero, se persiguió a los españoles y, en

algunos sitios, como Argentina, empezó la guerra; se declaró la libertad de comercio, se

establecieron relaciones diplomáticas con Inglaterra y Estados Unidos, se armaron ejércitos

nacionales, se convocó a congresos y sobrevino la separación de España. Aun cuando fue varias

veces reprimida, Venezuela proclamó la República el 5 de julio de 1811, la primera en

Hispanoamérica.


En Querétaro, mientras tanto, se formalizaba cada vez más la conspiración cuya denuncia iba a

precipitar el comienzo de la revolución mexicana de Independencia, pues la alternativa de

crear una junta, como en el resto de América, se había cancelado en 1808. Aparentando ser una

academia literaria y bajo la protección del corregidor Miguel Domínguez, se reunían en la casa del

presbítero José María Sánchez los licenciados Parra, Laso y Altamirano, los militares Arias,

Lanzagorta, Allende y Aldama —estos dos últimos iban secretamente desde San Miguel— y los

hermanos Emeterio y Epigmenio González. El cura de Dolores, Miguel Hidalgo y Costilla, estaba

vinculado con Domínguez desde hacía tiempo y con Allende a partir de 1808. En febrero de

1810 viajó con éste a Querétaro para conocer el plan revolucionario del doctor Manuel Iturriaga,

que consistía en formar, en las principales ciudades, juntas que propagasen la inconformidad con

los españoles y rechazaran la idea de que la Nueva España quedara sometida a los franceses, en

declararse simultáneamente por la independencia, en expulsar a los peninsulares y en ejercer

el gobierno, a nombre de Fernández VII, mediante una asamblea formada por representantes de

las provincias. En los meses siguientes, aparte la de Querétaro, se integraron las juntas de San

Miguel, Celaya, Guanajuato, San Felipe, San Luis Potosí y la ciudad de México; se convino

nombrar jefe del movimiento al cura Hidalgo y se señaló el 1° de diciembre y luego el 2 de

octubre como fecha de la sublevación. Sin embargo, las denuncias de Arias, en Querétaro (10 de

septiembre), y de Juan Garrido, en Guanajuato (día 13), precipitaron los acontecimientos y la

madrugada del 16 de septiembre Hidalgo dio el grito de Independencia de Mexico. Sus primeros

pronunciamientos, según Pedro García, fueron contra la subordinación política y económica: "Mis

amigos y compatriotas —dijo en su arenga—: no existen ya para nosotros ni el rey ni los tributos;

esta gabela vergonzosa, que sólo conviene a los esclavos, la hemos sobrellevado hace tres siglos

como signo de tiranía y servidumbre; terrible mancha que sabremos lavar con nuestros esfuerzos.

Llegó el momento de nuestra emancipación; ha sonado la hora de nuestra libertad; y si conocéis

su gran valor, me ayudaréis a defenderla de la garra ambiciosa de los tiranos".


La crisis del imperio español, provocada por la invasión francesa a la Península, puso de relieve y

actualizó, en términos de acción política y de lucha armada, las corrientes y las tensiones de la

sociedad novohispana que habían venido fraguándose a lo largo del periodo colonial. Había

entonces en Nueva España 6.5 millones de habitantes, divididos en tres clases: españoles, indios y

castas. Los primeros representaban una décima parte de la población y eran dueños de casi toda

la propiedad y de las demás riquezas del país; los otros se ocupaban de los servicios domésticos,

los trabajos agropecuarios y mineros, el pequeño comercio y los oficios. Decía el obispo electo

de Michoacán, Manuel Abad y Queipo, en una representación dirigida al rey de España en 1799,

que había entre unos y otros "la oposición de intereses y de afectos que es regular entre quienes

nada tienen y los que lo tienen todo, entre los dependientes y los señores..., porque no hay

graduaciones o medianías: son ricos o miserables, nobles o infames". Añadía el prelado que "el

color, la ignorancia y la miseria" colocaban a los indios "a una distancia infinita de un español":

circunscritos a 600 varas de radio en torno a sus pueblos, no tenían propiedad individual, ni

podían disponer del producto de sus tierras colectivas sin autorización de la Real Hacienda; no les

estaba permitido mezclarse con las otras clases —por lo menos legalmente—, ni tratar ni

contratar, de suerte que se mantenían aislados, sujetos en sus propias comunidades al despotismo

de los caciques. Los miembros de las castas —mestizos, mulatos y zambos—, a su vez, se

hallaban infamados por derecho como descendientes de esclavos y estaban sujetos al pago de

tributos.


Los españoles se distinguían en europeos y americanos, o sea gachupines y criollos, separados

entre sí por una antigua y arraigada enemistad. Los primeros actuaban persuadidos de que "esto

es una colonia que debe depender de su matriz y corresponder a ella con algunas utilidades por

los beneficios que recibe de su protección", según dijo alguna vez el virrey conde de

Revillagigedo; y los segundos, cuyos ascendientes conquistaron el país y lo sentían por ello como

propio, se quejaban de no poder ascender, por lo común a las más altas dignidades, de no

disfrutar de empleos y prerrogativas suficientes, de pagar impuestos excesivos y de estar

restringidos en sus actividades. Pero más en el fondo de la situación, los criollos representaban el

advenimiento de un pueblo nuevo, distinto al peninsular, cuyas formas sociales y culturales, si bien

eran una prolongación de las europeas, estaban singularizadas por la herencia y la influencia

indígenas, la geografía local y las peculiaridades de la actividad económica. Ya desde la primera

mitad del siglo XVII el guadalupanismo, el arte y las letras apuntaban la formación de una

conciencia nacional, la cual habría de madurar, en el siglo XVIII, cuando los espíritus más selectos

entraron en contacto con la filosofía de la razón, fueron seducidos por la apertura intelectual del

enciclopedismo y se conmovieron ante los grandes ejemplos de la Independencia

norteamericana y la Revolución Francesa. Así, cuando los acontecimientos de 1808 pusieron en

crisis a la metrópoli, los criollos mexicanos se sintieron aptos para la Independencia.


Durante la primera etapa de la guerra (16 de septiembre de 1810 al 21 de marzo de 1811), las

fuerzas insurgentes, comandadas por Hidalgo y Allende, fueron engrosándose, a partir de

Dolores, en Atotonilco, San Miguel, Celaya, Salamanca, Irapuato y Silao; libraron batalla por la

toma de Guanajuato (28 de septiembre), tomaron sin resistencia Valladolid (17 de octubre),

derrotaron a los realistas en el monte de las Cruces (30 de octubre), desistieron de acercarse aún

más a la ciudad de México, regresando hacia el Bajío, y en Aculco fueron derrotadas y

diezmadas (7 de noviembre) por el ejército virreinal. Hidalgo huyó a Valladolid y Allende a

Guanajuato. Este descalabro se compensó en cierto modo con la acción de otros jefes

insurgentes en distintos lugares del país: Rafael Iriarte, en León, Aguascalientes y Zacatecas; los

legos juaninos Luis de Herrera y Juan de Villerías, en San Luis Potosí; Tomás Ortiz y Benedicto

López, en Toluca y Zitácuaro; Ávila y Ruvalcaba, en Cuernavaca; Miguel Sánchez y Julián

Villagrán, en el extenso valle del Mezquital; José María Morelos, en la Tierra Caliente de

Michoacán y Guerrero; Gómez Portugal, Godínez, Alatorre y Huidobro, en el valle alto de La

Barca; y José Antonio Torres, en territorio de Colima y en el sur de Jalisco, hasta que al fin tomó

Guadalajara (11 de noviembre), abriendo el camino para que Hidalgo entrase a la antigua capital

novogalaica el 26 de noviembre. Poco tiempo tuvo el caudillo para disponer y legislar: entre esa

fecha y el 13 de diciembre, nombró jefes de las fuerzas insurgentes de San Blas, al cura José

María Mercado; de Tepic, a Rafael Híjar; de Chihuahua, a Simón de Herrera, y de las Provincias

Internas de Occidente, a José María González Hermosillo; publicó el decreto de abolición de la

esclavitud, derogación de tributos, prohibición del uso del papel sellado y extinción de estancos;

ordenó que las tierras se entregaran a los naturales, sin que pudieran volver a arrendarse (5 de

diciembre); señaló un plazo de 10 días para que los amos pusieran en libertad a los esclavos (6

de diciembre); nombró ministro de Estado y del Despacho a Ignacio López Rayón, y de Gracia y

Justicia a José María Chico; designó cuatro oidores; expidió credenciales como representante

diplomático en Estados Unidos a Pascasio Ortiz de Letona, y confió a Francisco Severo

Maldonado la edición de El Despertador Americano. Estas acciones respondían al doble

carácter —libertario y agrario— del movimiento de Independencia. A estos hechos

siguieron la desastrosa batalla de Puente de Calderón (17 de enero), la huida hacia el norte, con

la esperanza de hallar auxilio en Estados Unidos, y el prendimiento y muerte de Hidalgo, Allende,

Aldama y Jiménez, principalmente. V. HIDALGO Y COSTILLA, MIGUEL.


El nuevo virrey, Francisco Javier Venegas, quien sustituyó a la Audiencia, había llegado a

Veracruz el 25 de agosto y a la ciudad de México el 13 de septiembre, tres días antes de la

sublevación. Al organizar la contraofensiva se sirvió del general Félix María Calleja del Rey, quien

después de Aculco, recuperó Guanajuato (25 de noviembre), derrotó a Hidalgo y a Allende en

Puente de Calderón y recobró Guadalajara (21 de enero de 1811) y San Luis Potosí (5 de

marzo); el también brigadier José de la Cruz, que reintegró a la Corona Valladolid (28 de

diciembre de 1810); Alejo García Conde, gobernador de Sonora, que venció a Hermosillo en

San Ignacio Piaxtla (8 de febrero de 1811); Manuel Ochoa, que retomó Zacatecas (17 de

febrero); y otros jefes que derrotaron a los insurgentes en San Blas (31 de enero), San Antonio

de Béjar (1° de marzo) y Monclova (17 de marzo). En estas acciones murieron el cura José

María Mercado, Ignacio Aldama, el padre Salazar, Villerías y Herrera. Iriarte, a su vez, fue

fusilado por los mismos insurgentes. Del grueso de la fuerza inicial, sólo sobrevivió el cuerpo de 6

mil hombres cuyo mando confió Allende en Saltillo a Ignacio López Rayón, antes de partir rumbo

a Estados Unidos. Éste realizó una brillante retirada hacia el sur, internándose en Michoacán.


La segunda etapa (abril de 1811 a 22 de diciembre de 1815) se caracterizó por el

recrudecimiento de la guerra en el centro del país y por la expresión, mucho más clara, de los

principios ideológicos del movimiento, en los cuales estuvieron inspirados los intentos de

organización gubernamental. Gracias a las victorias que tuvieron en Zitácuaro Juan B. de la Torre

(20 de marzo de 1811) y López Rayón (22 de junio), pudo éste, el 19 de agosto, establecer en

esa ciudad la Junta Nacional, que conservaría —al igual que en España— los derechos de

Fernando VII, organizaría los ejércitos y procuraría libertar a la patria de la opresión. Por

elección de 10 jefes regionales —Ignacio Martínez, Tomás Ortiz, Benedicto López, José Vargas,

Juan Albarrán, José Ignacio Ponce de León, Manuel Manso, José Miguel Serrano, Remigio

Yarza y José Ignacio Ezaguirre— fueron electos vocales López Rayón —que sería presidente—,

José María Liceaga y José Sixto Berduzco, cura éste de Tusantla. El cuerpo tomó el nombre de

Suprema Junta Nacional Americana o Congreso Nacional Gubernativo. A José María Morelos

se le expidió nombramiento de teniente general y más tarde se le nombró cuarto vocal. El 1° de

enero de 1812 la Junta abandonó Zitácuaro ante el ataque de las fuerzas de Calleja, que

incendiaron "la infiel y criminal villa" y despojaron de todos sus derechos a los pueblos indígenas

comarcanos. Los vocales huyeron a Tlalchapa y luego a Sultepec, donde el doctor José María

Cos, cura del burgo de San Cosme (hoy Villa Cos, Zac.), publicó un manifiesto, sus Planes de

paz y guerra (16 de marzo) y los periódicos El Ilustrador Nacional (11 de abril al 30 de mayo)

y El Ilustrador Americano (a partir del 27 de mayo). Sostenía Cos "la residencia de la

soberanía en la masa de la nación", que los españoles no podían atribuirse la potestad de

representar al monarca y que los americanos no debían obedecer a los peninsulares; si éstos

aceptaban la formación en México de un Congreso que defiendese los derechos del rey

prisionero, renunciando a sus empleos y a las armas, América contribuiría a los gastos de la lucha

contra Napoleón; de otro modo, se trataría de suavizar los extremos de la guerra, pues ambos

bandos reconocían a Fernando VII. Casi simultáneamente (20 de abril), Rayón envió a Morelos

su proyecto de Constitución —Elementos Constitucionales—, que establecía la religión católica

sin tolerancia de otra; sostenía que el pueblo era el origen de la soberanía, la cual residía en

Fernando VII, y sería ejercida por tres organismos —una Junta, un Consejo de Estado y un

Congreso de representantes nombrados por los ayuntamientos—, aun cuando la iniciación de las

leyes se reservaba a un "protector nacional"; preveía un generalísimo, nombrado por el Consejo y

con poderes dictatoriales, para tiempos de guerra; declaraba la libertad de comercio y la de

imprenta en materias científicas y políticas; adoptaba el Habeas corpus para la seguridad

personal, y suprimía la esclavitud, las castas, el tormento y los exámenes a los artesanos.


Mientras tanto, la Constitución de Cádiz —10 títulos con 384 artículos— fue jurada por las

Cortes de España el 19 de marzo de 1812, y promulgada en México el 30 de septiembre

siguiente, al pie de la estatua ecuestre de Carlos IV, al centro de la plaza Mayor, que en ese acto

cambió su nombre por el de la Constitución. Redactada para normar la monarquía, implantó la

soberanía nacional y acabó con el poder absolutista: el Título III atribuyó amplias facultades a las

Cortes e impuso severas restricciones al monarca, al punto de que las oficinas públicas, que

añadían a su denominación el adjetivo real, usaron a partir de ese momento el de nacional. Las

novedades jurídicas que más interesaron en Nueva España, sin embargo, fueron la libertad de

imprenta (Artículo 371) y el derecho electoral para el nombramiento de ayuntamientos (artículos

309 a 337). Como consecuencia de lo primero, se publicaron multitud de impresos, entre otros

los periódicos El Juguetillo, de Carlos María de Bustamante, y El Pensador Mexicano, de

Joaquín Fernández de Lizardi; y, a resultas de lo segundo, el 29 de noviembre, en medio de un

gran regocijo, el pueblo eligió a los electores, todos mexicanos, que a su vez deberían nombrar a

los miembros del nuevo Ayuntamiento de la capital. El mismo resultado tuvieron los comicios en

Puebla, Toluca y otras ciudades. Estos primeros ensayos de democracia fueron reprimidos por el

virrey, de acuerdo con la Audiencia: el 5 de diciembre suspendió la vigencia del Artículo 371 y a

fines del mes dispuso que continuasen ejerciendo las antiguas corporaciones municipales y que

quedasen sin efecto todas las demás prescripciones de la Constitución. Estos hechos provocaron

el recrudecimiento de la revolución de Independencia. En julio del año siguiente, 31

diputados americanos, encabezados por Miguel Ramos Arizpe, pidieron que la Regencia de

España diera cuenta a las Cortes de estos irregulares acontecimientos, pero el Consejo de Estado

confirmó que en México, mientras durase la insurrección, debía existir un régimen militar.


En estas circunstancias, el 2 de noviembre de 1812 Morelos propuso a López Rayón, desde

Tehuacán, "que se le quite la máscara a la independencia", y el día 7, en una comunicación

más explícita, insistió en evitar toda mención a Fernando VII en los planes revolucionarios de

gobierno. Pero si de este modo se dirigía al presidente de la Junta Suprema en lo privado, en lo

público conservaba su aparente adhesión al monarca, a quien mandó jurar reconocimiento y

obediencia el 5 de diciembre siguiente, una vez que tomó la ciudad de Oaxaca. Allí mismo, el día

23 dirigió un manifiesto aclarando algunas ideas: "Las cortes de Cádiz han asentado más de una

vez —decía— que los americanos eran iguales a los europeos, y para halagarnos más nos han

tratado de hermanos; pero si ellos hubieran procedido con sinceridad y buena fe, era

consiguiente, que al mismo tiempo, que declararon su Independencia, hubieran declarado la

nuestra, y nos hubieran dejado en libertad de establecer nuestro gobierno, así como ellos

establecieron el suyo... Si ellos tienen por heroísmo —añadía— rechazar el yugo de Napoleón,

nosotros no somos tan viles y degradados que suframos el suyo".


José María Morelos había recibido de Hidalgo, el 20 de octubre de 1810 en Indaparapeo, la

misión de insurreccionar el sur. En su recorrido inicial por la Tierra Caliente de Michoacán y la

costa y la sierra de Guerrero, se le unieron los hermanos Galeana, Vicente Guerrero, Juan

Álvarez y los miembros de la familia Bravo. En su primera campaña derrotó a los realistas en Tres

Palos, frente a Acapulco (5 de enero de 1811), pero en febrero no pudo tomar la fortaleza de

ese puerto; se apoderó de Chilpancingo (24 de mayo) y Tixtla (26 de mayo), batió al realista

Fuentes (16 de agosto) y se posesionó de Chilapa y Tlapa (principios de noviembre). En su

segunda campaña se extendió al norte del actual Guerrero, al sur de Puebla y al territorio de la

entidad que llevaría su nombre: tomó Chiautla (diciembre), dividió su ejército en tres cuerpos

—Bravo hacia Oaxaca, Galeana hacia Tasco y él mismo contra Izúcar—, entró a Cuautla (25 de

diciembre), a Tenango y a Tenanancingo (22 de enero de 1812) y regresó a Cuautla, para resistir

el sitio que le puso Calleja durante 58 días y que al fin rompió el 2 de mayo. En el curso de estas

acciones se le unieron José Manuel Herrera, Mariano de Tapia, Mariano Matamoros, Juan

Nepomuceno Rosáinz y Antonio Sesma y sus hijos. La tercera campaña (junio de 1812 a agosto

de 1813) tuvo como puntos sobresalientes el combate de Huajuapan (13 de julio), la

reorganización de sus tropas en Tehuacán (10 de agosto a 7 de noviembre) —tomada desde el 6

de mayo por el padre Sánchez—, la entrada a Orizaba para destruir el tabaco almacenado por

los realistas (29 de octubre) y las tomas de Oaxaca (25 de noviembre) y de Acapulco (20 de

agosto de 1813).


Simultáneamente a estos acontecimientos, operaban en Michoacán los jefes Muñiz, Navarrete,

Anaya y José Antonio Torres, que incomunicaron Valladolid durante ocho meses. Torres fue al

fin sorprendido, ahorcado y descuartizado (23 de mayo de 1812). En Guanajuato se hicieron

famosos los guerrilleros Albino García (fusilado el 8 de junio de 1812), Bernardo Gómez de Lara

(fusilado el 17 de noviembre de 1811), Vicente Gómez y otros; en Huichapan y el Mezquital, los

Villagrán; y en el norte de Puebla y los llanos de Apan, Francisco Osorno. Después de Cuautla,

fueron significativas las acciones de los sacerdotes Alarcón y Moctezuma contra Orizaba (28 de

mayo de 1812) y Córdoba (3 de junio siguiente) y la de Valerio Trujano en Yanhuitlán. Así, a

fines de 1812, la capital del virreinato estaba rodeada, aunque a distancia, por un círculo de

fuerzas insurgentes, ninguna de cuyas facciones estaba sometida a la autoridad de la Suprema

Junta Nacional Americana. El 17 de junio de 1812 los vocales habían salido de Sultepec,

acosados por los realistas: Rayón huyó a Tlalpujahua, Berduzco a Huetamo y Liceaga a Yuriria.

Cada uno libró por su cuenta combates infructuosos, que suscitaron recriminaciones recíprocas,

hasta que Rayón declaró suspensos en su representación a sus colegas (abril de 1813). Morelos,

deseando superar las diferencias de la Junta, convocó en mayo de 1813 al Congreso de

Chilpancingo, cuyo reglamento formuló el 13 de septiembre.


El Congreso Nacional Constituyente se instaló en el templo parroquial de Chilpancingo el 14 de

septiembre de 1813, previa la reunión preparatoria del día 13, en que se atribuyó a la asamblea el

nombre de Primer Congreso de Anáhuac. Morelos había nombrado seis diputados para

representar a las provincias dominadas por los españoles: Rayón (Guadalajara), Berduzco

(Michoacán), Liceaga (Guanajuato), Carlos María de Bustamante (México), José María Cos

(Veracruz) y Andrés Quintana Roo (Puebla); y las provincias de Tecpan y Oaxaca, en poder de

los insurgentes, a José Manuel Herrera y José María Murguía, respectivamente. A la instalación

sólo concurrieron estos dos últimos, Quintana Roo y Berduzco. Más tarde llegaron Bustamante

(fines de octubre), Rayón (2 de noviembre) y Liceaga (día 6 siguiente). Fueron secretarios

Cornelio Ortiz de Zárate y Carlos Enríquez del Castillo. En la primera sesión formal, Morelos

presentó, por conducto de Juan Nepomuceno Rosáinz, su secretario, los Sentimientos de la

Nación (v. texto completo), según los cuales debía declararse la Independencia, ser la

católica la única religión, crear los poderes legislativo, ejecutivo y judicial, dar los empleos a los

americanos, respetar la propiedad pero confiscar sus bienes a los españoles, y abolir la

esclavitud, las castas, los estancos y los tributos. El día 15 se nombró generalísimo a Morelos con

el tratamiento de alteza serenísima, que declinó el caudillo para adoptar el de Siervo de la Nación,

y el 18 cesó la antigua Junta; pero cuando Rayón se incorporó a la asamblea, varias veces

requerido por Morelos, todavía sostuvo la idea de que el Congreso gobernase a nombre de

Fernando VII, lo cual fue rechazado por la mayoría de diputados. Salvado este último obstáculo,

el 6 de noviembre se firmó el Acta solemne de la Declaración de la Independencia de

América Septentrional (v. texto completo), inspirada "en las presentes circunstancias de la

Europa".


Morelos salió de Chilpancingo el 7 de noviembre a iniciar su cuarta campaña militar, cuyo primer

objetivo era la toma de Valladolid, apoyado por las fuerzas de Matamoros y Nicolás Bravo, que

hizo moverse desde Veracruz y Puebla. Aunque trató de disimular estos movimientos, los conoció

muy a tiempo Félix María Calleja, que era ya virrey desde el 4 de marzo, quien movilizó hacia

aquella plaza las divisiones de Toluca y Guanajuato, al mando de Llano y Agustín de Iturbide. El

23 de diciembre, los soldados de éstos y los de la guarnición tomaron a dos fuegos a los hombres

de Galeana y Bravo en El Zapote, dispersándolos; el 24, una audaz incursión nocturna de Iturbide

provocó un combate entre los propios insurgentes, que fue desastroso; y el 5 de enero de 1814,

en Puruarán, los realistas acabaron con el resto del ejército independiente e hicieron prisionero a

Matamoros. Una columna realista, al mando de Armijo, avanzó luego al sur y en las márgenes del

Mezcala derrotó a la tropa de Víctor Bravo, que protegía Chilpancingo. En cuanto los miembros

del Congreso se enteraron de estos sucesos, se trasladaron a Tlacotepec, donde se les unió

Morelos, al que despojaron del mando como generalísimo para asumir ellos el poder ejecutivo.

Armijo entró a Tixtla, Chilapa y Chilpancingo, derrotó a Rosáinz en Chichihualco, a Guerrero,

Galeana y los Bravo (19 de febrero) y puso en fuga a Morelos y al Congreso.


Mientras tanto, el Congreso hacía un penoso recorrido por Ajuchitlán, Tlalchapa, Uruapan, las

haciendas de Santa Efigenia y Tiripitío, Ario y Apatzingán, en cuyo trayecto los diputados

—algunos de los anteriores y otros recién nombrados— fueron redactando los puntos de la

Constitución. Ésta, con el nombre de Decreto Constitucional para la libertad de la América

Mexicana, fue sancionada en Apatzingán el 22 de octubre de 1814. Consta de 242 artículos,

divididos en Principios o Elementos Constitucionales (seis capítulos), dedicados a la religión, la

soberanía, la ley y los derechos y obligaciones de los ciudadanos; y Forma de Gobierno (22

capítulos), estableciendo el Congreso, el Supremo Gobierno —formado por un triunvirato— y el

Supremo Tribunal de Justicia. Firmaron el documento los diputados José María Liceaga,

presidente (Guanajuato), José Sixto Berduzco (Michoacán), José María Morelos (Nuevo Reino

de León), José Manuel de Herrera (Tecpan), José María Cos (Zacatecas), José Sotero de

Castañeda (Durango), Cornelio Ortiz de Zárate (Tlaxcala), Manuel de Aldrete y Soria

(Querétaro), Antonio José Moctezuma (Coahuila), José María Ponce de León (Sonora) y

Francisco de Argándar (San Luis Potosí), y los secretarios Remigio de Yarza y Pedro José

Bermeo. Lo promulgaron, como miembros del Supremo Gobierno, Liceaga —presidente—,

Morelos y Cos. López Rayón, Sabino Crespo, Quintana Roo, Bustamante y Sesma, aunque

contribuyeron a su redacción, no pudieron firmarlo por estar ausentes. El Decreto

Constitucional —redactado, según Morelos, por Herrera, Quintana Roo, Sotero Castañeda,

Berduzco y Argándar— estuvo inspirado en la Declaración de los Derechos del Hombre y del

Ciudadano de 1789 y parcialmente en la Constitución de Cádiz. Aparte de que este documento

era ineficaz en tiempos de guerra, por lo complicado de los mecanismos de gobierno, entrañaba

un absolutismo del Congreso, cuya víctima principal habría de ser el propio Morelos.


Después del desastre de Puruarán, que de hecho puso término a su carrera militar, Morelos pasó

a la hacienda de Santa Lucía, a Coyuca, desde donde pidió al virrey canjear a Matamoros por

200 prisioneros, y luego al puerto de Acapulco, donde mandó degollar a éstos e incendiar la

ciudad, una vez que se rechazó su oferta y Matamoros fue fusilado. El 14 de abril Armijo

recuperó Acapulco y uno de sus hombres, el comandante Avilés, liquidó a Galeana el 22 de

junio, en tanto las milicias españolas de Guatemala tomaban Tehuantepec. Otra vez unido al

Congreso, en Ario, con sólo los hombres de su escolta, Morelos marchó con los diputados a

Uruapan y más tarde decidieron cambiar su sede a Tehuacán. La custodia del grupo se confió a

Morelos, muy a pesar de que el Artículo 168 de la Constitución prohibía a los miembros del

poder ejecutivo tener mando de fuerza armada, salvo circunstancias extraordinarias. El 29 de

septiembre salió la caravana, por caminos inusuales, tratando de esquivar el encuentro con los

realistas. El virrey, por su parte, cubrió con tropas todas las posibles rutas, desde Temascalcingo

hasta Cuautla. El 3 de noviembre los representantes de los poderes nacionales vadearon el río

Mezcala en Tenango y el 5, estando ya en Tezmalaca, fueron alcanzados por las fuerzas del

teniente coronel Manuel de la Concha. A poco de iniciado el combate, los insurgentes se

dispersaron y fueron perseguidos. Morelos, a pie y sin armas, fue detenido por Matías Carranco,

un antiguo soldado suyo que se pasó a las filas realistas. Conducido a México, bajo la vigilancia

de Concha, murió fusilado en San Cristóbal Ecatepec, el 22 de diciembre de 1815. (V. MORELOS

Y PAVÓN, JOSÉ MARÍA). En los meses anteriores, López Rayón se refugió en las montañas del

norte de Puebla, e igual hizo Rosáinz, uno y otro nombrados por el Congreso para hacer la guerra

en las mismas áreas, lo cual provocó entre ellos serias desavenencias. Cuando Zacatlán cayó en

manos de los realistas (25 de septiembre), Rayón huyó hasta Cóporo, y Rosáinz fue detenido por

los propios insurgentes, de quienes huyó en Chalco para indultarse e informar al virrey del estado

de la revolución.


La tercera etapa de la guerra (1816-1819) se caracterizó por la actividad de caudillos

secundarios y la fugaz campaña de Francisco Javier Mina. En el curso de 1816 los insurgentes

sufrieron importantes derrotas: Osorno fue batido por Concha en Venta de Cruz y San Felipe (21

y 23 de abril); Mariano Guerrero y Rafael Villagrán se acogieron al indulto (agosto); los realistas

recuperaron la isla de Janitzio, en el lago de Pátzcuaro (13 de septiembre), el fuerte de Monte

Blanco, junto a Córdoba (7 de noviembre), la isla de Mezcala, en la laguna de Chapala (25 de

noviembre), y el fuerte de Cuiristarán (10 de diciembre), motivo por el cual depusieron las armas

Herrera, Cos, Gordiano, Guzmán, Vicente Gómez, el padre Castellanos, Encarnación Rosas, José María Vargas y Melchor Múzquiz. En 1817 capitularon Ramón Rayón en el fuerte de

Cóporo, frente a Jungapeo (7 de enero), y Manuel de Mier y Terán en el cerro Colorado, cerca

de Tehuacán (20 de enero); en Veracruz los españoles recobraron San Juan Coscomatepec (9

de febrero), Huatusco (17 de febrero), los puentes de Atoyac y Chiquihuite y los fuertes de La

Fortuna, Quimistlán y Palmillas; en Guanajuato, el punto fortificado de la mesa de los Caballos

(10 de marzo), cerca de San Felipe, y en Querétaro el de La Faja (diciembre). En diciembre,

Nicolás Bravo fue desalojado del fuerte de Cóporo.


En mayo de 1816 había salido de Londres Francisco Javier Mina, patriota español que combatió

a los franceses en la Península y deseaba continuar batallando en América contra el absolutismo

de Fernando VII. Lo acompañaban 32 oficiales españoles, italianos e ingleses y el dominico

mexicano fray Servando Teresa de Mier. En Norfolk y Nueva Orleans, E.U.A., aumentó su

hueste y sus pertrechos, y el 15 de abril de 1815 desembarcó en Soto la Marina con 300

hombres. Ahí perdió sus barcos, atacados por una escuadrilla procedente de Veracruz; construyó

un fuerte, cuyo mando confió al mayor Sardá, y el 24 de mayo emprendió la marcha hacia el

fuerte del Sombrero, al noroeste de Guanajuato, para unirse al insurgente Pedro Moreno. A

pesar de su escasa fuerza, derrotó en el camino a los realistas Villaseñor, en Valle del Maíz (8 de

junio), y a Armiñan, en Peotillos (día 15 siguiente), y después de que llegó a su destino (día 24), a

Ordóñez (día 29), en la hacienda de San Juan de los Llanos. El 1° de agosto Liñán puso sitio al

fuerte y lo tomó el 19 sin que Mina pudiera auxiliar a sus defensores. El 27 de octubre, en la

acción del rancho del Venadito, fue muerto Moreno y capturado Mina, más tarde fusilado (11 de

noviembre) frente al fuerte de Los Remedios cercano a Pénjamo. El 16 de junio anterior cayó en

manos del realista Arredondo el fuerte de Soto la Marina; en el curso del año se acogieron al

indulto Osorno, Sotero Castañeda, Carlos María de Bustamante, Muñiz y otros; y a fines, fueron

hechos prisioneros Berduzco, López Rayón y Nicolás Bravo.


En 1818 se rindió a los españoles el fuerte del Jaujilla en un islote de la laguna de Zacapu (6 de

marzo), logrando escapar los miembros de una junta que nombró el Congreso antes de su salida

a Tehuacán, algunos de cuyos vocales fueron más tarde aprehendidos (febrero) y otros fusilados

en Huetamo (9 de junio). Fueron asesinados el padre Torres, defensor de Los Remedios, y José

María Liceaga; fusilados en Pátzcuaro, Nicholson y Yortis, oficiales sobrevivientes de Mina

(junio), e indultados otros jefes insurgentes, como Amaya, Mariano Tercero, Huerta y los padres

Navarrete y Carvajal. En 1819 se acogieron al perdón realista Arago, Erdozáin y Ramsey, que

operaban en Guanajuato, y José Antonio Magos, que lo hacía en Querétaro. Vicente Guerrero

fue derrotado en el fuerte de Barrabás, en Coahuayutla (mayo), y en Agua Zarca (5 de

noviembre), al que después de estos hechos se unió Pedro Asencio, a su vez desalojado del

fuerte de San Gaspar. Eran éstos los dos únicos jefes insurgentes que continuaban combatiendo a

principios de 1820.


La ofensiva de Wellington en 1813 y la constante actividad de las guerrillas a retaguardia de los

franceses, hicieron posible recobrar Madrid; José Bonaparte abandonó Valladolid y perdió las

batallas de Vitoria y San Marcial; y el 11 de diciembre se firmó el Tratado de Valençay, por el

cual cesó la guerra entre España y Francia y Napoleón reconoció a Fernando VII como rey; pero

las Cortes y la Regencia no quisieron considerar libre al rey, ni prestarle obediencia, hasta que

prestase el juramento previsto por la Constitución. El 22 de marzo de 1814 Fernando entró

nuevamente a España; el 6 de abril abdicó Napoleón; a fines de ese mes 69 diputados se

declararon absolutistas y el 4 de mayo el rey firmó un manifiesto anulando la Constitución de

1812 y todo cuanto habían hecho las Cortes "como si no hubieran pasado jamás tales actos y se

quitasen de enmedio del tiempo"; restableció la Inquisición, que había sido abolida por los

diputados; persiguió a los liberales y casi no prestó atención a las sublevaciones en América.


El 1° de enero de 1820, en la villa de Cabezas de San Juan, de la provincia de Sevilla, se sublevó

el coronel Rafael del Riego con el segundo batallón del Regimiento de Asturias. En lugar de

embarcarse rumbo a América, a luchar contra los insurgentes, proclamó la Constitución de 1812.

El apoyo que el pueblo brindó a este movimiento obligó a Fernando VII, el 9 de marzo, a jurar la

Constitución. La noticia del triunfo de los liberales en España se recibió en Veracruz el 26 de abril

y en México el 29.


Durante ese mes y los primeros días de mayo, el virrey Apodaca, el regente de la Audiencia

Bataller y los felipenses Tirado y Matías Monteagudo conspiraron (Plan de la Profesa) para

impedir el restablecimiento de la Constitución en México. Postulaban que el rey estaba oprimido

por los revolucionarios y que la Nueva España debía gobernarse por el virrey, con apoyo en las

Leyes de Indias, y con independencia de la metrópoli. La ejecución de estas ideas obligaba

a contar con un jefe militar que mereciera su confianza, el cual creyeron encontrar en Agustín de

Iturbide.


Los comerciantes de Veracruz, en su mayor parte afiliados a la masonería, o controlados por ella,

temerosos de que el virrey fuera a negarse a jurar la Constitución liberal, tomaron las armas el 24

de mayo, constituidos en el Batallón de Voluntarios Fernando VII, y fueron a pedir a José Dávila,

comandante general e intendente de la provincia, que proclamara el código. Éste lo hizo bajo

presión, pero advirtió a los amotinados que ese era un acto precursor de la Independencia.

En Jalapa ocurrieron sucesos semejantes, y en México, el virrey, para evitar que los oficiales de

las tropas españolas, casi todos masones, lo obligaran en el mismo sentido, convocó al Real

Acuerdo el día 31, en cuya sesión él y los oidores hicieron el juramento. El arzobispo, los

tribunales, los empleados y los colegios hicieron lo propio del 1° al 8 de junio, y el 9 el

Ayuntamiento hizo su proclamación. V. MASONERÍA.


Los efectos de la restaurada Constitución de Cádiz consistieron en suscitar la discusión pública y

la expresión de los resentimientos, los temores y las esperanzas de todas las clases de la

sociedad, estimuladas por una conciencia generalizada en el sentido de la necesidad de un

cambio. El fiscal de la Audiencia, José Hipólito Odoardo, trasmitió en un informe al ministro de

Gracia y Justicia, a fines de octubre de 1820, el estado de la opinión en Nueva España. Indicaba

que desde principios de 1819 la situación había venido normalizándose, no quedando sino los

grupos insurgentes en el partido de Chilapa, protegidos "por el clima mortífero y las tierras

montuosas" y que la insurrección de 1810 se había dominado no por las concesiones que se

hubieren hecho en favor de los americanos, ni por las providencias de las Cortes, que cesaron en

1814, "sino por haberse unido cordialmente al gobierno las tropas veteranas y las milicias, los

eclesiásticos, los empleados, los propietarios y las demás clases influyentes". Pero advertía que el

espíritu público había ya cambiado enteramente: los militares se quejaban del agravio que se les

hizo al suspenderles después de jurada la Constitución, el aumento de paga de que disfrutaban; el

clero temía por sus rentas e inmunidades y por la existencia de algunos establecimientos

religiosos; los españoles residentes, por lo común propietarios, no parecían dispuestos a volver a

consumir sus fortunas en apoyo del gobierno, si ocurría una nueva revolución y por ello se

ocupaban de ir de una a otra tertulia "para explorar los planes de independencia que en ellas

se discutían con más o menos embozo", y los abogados y los oficinistas veían en la eventualidad

de un cambio la perspectiva de mejorar en sus empleos.


El 22 de agosto se publicó en México la real orden del 8 de marzo anterior, por la cual fueron

puestos en libertad todos los insurgentes que se hallaban presos —Nicolás Bravo, Ignacio López

Rayón y Sixto Berduzco, entre otros— y pudieron volver al pais los exiliados —el marqués de

Rayas, Carlos María de Bustamante, Fagoaga, Adalid y muchos más—. Una consecuencia lateral

de la nueva política fue que quienes se habían indultado con anterioridad empezaron a obtener

grados —hasta de teniente coronel— en el ejército virreinal. Había entonces en México 85 036

soldados, de los cuales 25 mil eran de caballería: 8 448 expedicionarios enviados desde España

de 1812 a 1817, 10 620 hombres de tropas veteranas del país; 21 968 miembros de las milicias

provinciales, y 44 mil elementos urbanos encargados de la defensa de las poblaciones. A los

antiguos insurgentes que ya no podían pelear contra estas fuerzas en los campos de batalla, la

Constitución les permitía luchar por las diputaciones provinciales y por los ayuntamientos.


En noviembre de 1820, el virrey Apodaca, pensando que Iturbide sostendría con las armas el

Plan de la Profesa, le confió la comandancia general del sur, a la que estaban adscritos los fieles

de Potosí, los escuadrones de Isabel y los batallones de Tres Villas y de Murcia, jefaturados por

españoles, los infantes de la Corona, el Batallón del Sur, las milicias de Acapulco y los realistas

de Tixtla, Chilapa y otros pueblos. Iturbide salió a la campaña contra Guerrero el 16 de

noviembre —"para pacificar en breve tiempo todo el reino", según comunicó al virrey— y a

principios de diciembre, a solicitud suya, se le unió en Teloloapan el Regimiento de Celaya, que él

mismo comandaba y cuya oficialidad le era enteramente adicta. En diciembre consiguió de

Apodaca que le enviase el cuerpo de caballería de la frontera —que el propio Iturbide había

tenido bajo su mando en el Bajío—, que se le remitieran más abundantes pertrechos y

municiones, y se le destinasen fuertes sumas en efectivo, tanto para cubrir la paga de la tropa

cuanto para invertir en compra de voluntades, y en espías, pues de todos los recursos posibles

"los más eficaces —decía— son distribuir la moneda con prudente liberalidad, pues por ella

aventuran los hombres sus vidas, y hacen esfuerzos que no practicarían por ningún otro estímulo".


El 2 de enero de 1821 Guerrero derrotó a una partida realista en Zapotepec y el 5 Asencio

desbandó a otra en Tlatlaya. Estos hechos persuadieron a Iturbide de que la campaña contra los

insurgentes sería larga, y al parecer advirtió entonces la conveniencia de contar con ellos en los

planes de Independencia, en lugar de empeñarse en una nueva y sangrienta contienda. El día

10 escribió a Guerrero instándolo a someterse y haciendo votos por la emancipación; éste

contestó el 20 rechazando el indulto, pero ofreciéndole colaborar si en efecto buscaba la

separación de España. Antonio de Mier, representante de Iturbide, y José Figueroa, de Guerrero,

dieron cima a las negociaciones. Simultáneamente, Iturbide escribió al arzobispo de México, a los

obispos de Guadalajara y Puebla y al gobernador de la mitra de Valladolid, anunciándoles sus

planes, y movilizó agentes que fueran a persuadir a los comandantes militares acantonados en

Michoacán y en el Bajío. Una vez obtenido el acuerdo de tan importantes sectores del clero y del

ejército, proclamó el 24 de febrero el Plan de Iguala (v. texto completo), cuyos artículos

principales establecían la religión católica, sin tolerancia de otra alguna; la absoluta

independencia; un gobierno monárquico constitucional, reservado a Fernando VII o a otro

miembro de casa reinante; la formación de una junta gubernativa, previa a la constitución del

Imperio Mexicano; y la creación del Ejército de las Tres Garantías. Se indicaba, además, que

todos los habitantes eran ciudadanos idóneos para optar empleos y garantizaba a las personas y

al clero el respeto a sus propiedades y fueros.
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16 DE SEPTIEMBRE - EL DIA DE LA INDEPENDENCIA DE MEXICO

Сообщение CHICALATINA Вт сен 13, 2005 10:53 am

Los ¡vivas! finales a la religión, la

Independencia y la unión entre americanos y europeos aludían a la naturaleza de las tres

garantías. Ese mismo día Iturbide envió al virrey las "indicaciones para el gobierno que debía

instalarse provisionalmente" y que contenían, aunque más explícitos, los mismos puntos del Plan.

Apodaca condenó estos textos el 3 de marzo y el 14 puso a Iturbide fuera de la ley. En esos días

desertaron más de la mitad de las fuerzas trigarantes; pero, a cambio, se adhirieron al Plan de

Iguala los granaderos provinciales de Jalapa (día 13), que se pusieron a las órdenes de José

Joaquín de Herrera, en Perote; Luis de Cortazar, en Amoles (hoy Cortazar, el 16 de marzo) y

Anastasio Bustamante, en la hacienda de Pantoja (día 17), quienes luego tomaron la ciudad de

Guanajuato (día 24); varios miembros del Fijo de Veracruz y del batallón provincial de Puebla,

que se unieron a Herrera para apoderarse de Córdoba (1° de abril); los capitanes del Fijo de

México, Vicente Filisola y Juan José Codallos, en Tusantla (9 de abril); el teniente coronel

Antonio López de Santa Anna, con 500 hombres, en Alvarado (día 25); y en el curso del mes, el

teniente coronel Francisco Ramírez y Sesma, con 80 soldados, en Veracruz; los hermanos Flon,

capitanes de Dragones de Puebla, con casi todo su regimiento; el teniente coronel Miguel

Barragán, en Ario, y el sargento mayor Juan Domínguez, en Apatzingán, con una gruesa sección

volante, el primero, y los granaderos de Guadalajara el segundo. Advertido Iturbide de la

formación del Ejército del Sur, cuyo mando confió el virrey al mariscal de campo Pascual de

Liñán y que a la postre no se movió de Cuernavaca, salió de Teloloapan hacia el Bajío, por

Tlalchapa, Cutzamala —donde se le presentó Ramón Rayón—, Tusantla, Zitácuaro y Acámbaro,

en cuyo curso fue incorporando a sus fuerzas a los antiguos insurgentes, entre otros Epitacio

Sánchez, que comandó su escolta. El 1° de mayo entró a León, el día 10 se entrevistó en la

hacienda de San Antonio, cerca de La Barca, con José de la Cruz, comandante e intendente de la

Nueva Galicia, consiguiendo que permaneciera inactivo, y el 20 hizo que capitulara Valladolid.

Varios jefes realistas se rindieron a los trigarantes durante junio: Novoa, en San Juan del Río (día

7); Bracho, en San Luis de la Paz (día 22) y Luaces, en Querétaro (día 28). El día 13 de ese

mes, Pedro Celestino Negrete proclamó la Independencia en San Pedro Tlaquepaque, en

las inmediaciones de Guadalajara, huyendo Cruz a Durango, donde capituló a la postre (31 de

agosto). En el curso de junio el virrey suprimió la libertad de imprenta y convocó a los

peninsulares a que formasen los cuerpos de "defensores de la integridad de las Españas";

Iturbide, a su vez, abolió en Querétaro la subvención temporal, la contribución directa de guerra y

la de convoy, el 10% sobre alquiler de casas y todos los demás impuestos extraordinarios

vigentes desde 1810. Ya para entonces, en lugar de hablar de "la tutela de la nación más católica

y piadosa, heróica y magnánima", según se había referido a España el 24 de febrero, la

identificaba con "el yugo extranjero". A principios de julio, a instancias del brigadier Arredondo,

se adhirieron al Plan de Iguala la ciudad de Monterrey (día 4) y más tarde las otras Provincias

Internas de Oriente.


El avance de la revolución fue atribuido por los militares de la ciudad de México a incapacidad

del virrey Apodaca. El 5 de julio, mientras éste celebraba en palacio una junta de guerra, los

cuerpos de órdenes, don Carlos y Castilla, a cuyo frente se hallaban el teniente coronel Francisco

Buceli y los capitanes Llorente y Carballo, lo despojaron del mando, encargándose del gobierno

el mariscal de campo Francisco Norella. En los días subsecuentes, éste reunió hasta 5 mil

hombres de línea, en previsión de un ataque a la capital. El día 7 Santa Anna asaltó el puerto de

Veracruz, y aunque fue rechazado, mantuvo incomunicada la plaza. Nicolás Bravo, a su vez,

tomó Pachuca, se apoderó de la artillería y más tarde puso sitio a Puebla (1° de julio), cuyo

comandante, el brigadier Llano, se rindió cuando llegó Iturbide.


El 30 de julio desembarcó en Veracruz el teniente general Juan O'Donojú, nombrado jefe político

y capitán general en sustitución de Apodaca; el 3 de agosto expidió una proclama conciliatoria, el

4 entró en relación con Santa Anna para que franqueara las comunicaciones al interior del país y

ese mismo día escribió a Iturbide proponiéndole una entrevista. Ésta se celebró en Córdoba el 23

siguiente, y el 24 firmaron el tratado que puso término a la dominación de España (v. texto

completo). En resumen, se reconocía al Imperio Mexicano como nación soberana e

independiente, instaurando un gobierno monárquico constitucional moderado, a cuyo frente se

llamaría a Fernando VII y, por renuncia o no admisión de éste, a otros miembros de la casa

reinante; se nombraba una Junta Provisional Gubernativa, encargada de designar una regencia

compuesta por tres personas, que ejercería el poder ejecutivo hasta que el monarca empuñase su

cetro; se convocaba a Cortes para formar la Constitución; se dejaba en libertad de escoger su

nacionalidad a los españoles avecinados en América y a los americanos residentes en la

Península, y finalmente O'Donojú se ofrecía a intervenir para que la capital se entregase sin

efusión de sangre.


Iturbide y O'Donojú enviaron copia del Tratado de Córdoba a Novella, quien el 30 de agosto

convocó a una junta de las principales autoridades y vecinos, que sólo sirvió para que se

manifestaran opiniones contrarias y se estimulara aún más la deserción entre los realistas. Hubo

algunas agrias contestaciones entre O'Donojú y Novella, pero como el Ejército Trigarante —9 mil

hombres de infantería y 7 mil de caballería— rodeaba ya la capital, éste decidió reunirse con

aquél y con Iturbide en la hacienda de Pateza el 13 de septiembre para convenir la entrega de la

ciudad, en lo cual se manifestaron conformes, en los días subsecuentes, la diputación provincial y

el Ayuntamiento. Las tropas reales salieron sin capitulaciones y los últimos en deponer las armas

fueron los batallones de negros en la Tierra Caliente.


El 27 de septiembre de 1821 hizo su entrada triunfal en la ciudad de México el Ejército

Trigarante y el 28 —cuando en España se abrían las Cortes extraordinarias para "promover el

bien de América"— se instaló la Junta Provisional Gubernativa, compuesta por 38 personas

nombradas por Iturbide. Aparte Juan O'Donojú, la integraban siete eclesiásticos: Antonio Joaquín

Pérez Martínez, obispo de Puebla (presidente), Manuel de la Bárcena, Matías Monteagudo,

Miguel Guridi y Alcocer, Francisco Severo Maldonado, José Manuel Sartorio e Ignacio Icaza;

cuatro oidores: José Isidro Yáñez, José María Fagoaga y Manuel Martínez Mancilla, de México,

y José Domingo Rus, de Guadalajara; seis abogados de la Audiencia de México: Juan José

Espinosa de los Monteros, Antonio Gama, Ignacio García Illueca, José María Jáuregui, Rafael

Suárez Pereda y Juan B. Raz y Guzmán; tres miembros del Ayuntamiento de la capital: Juan

Francisco Azcárate, Francisco Manuel Sánchez de Tagle y José Manuel Velázquez de la Cadena;

siete títulos nobiliarios: el marqués de Salvatierra, el conde de Casa de Heras, el marqués de San

Juan de Rayas, dos miembros de la casa de Santiago Calimaya, el conde de Jala y de Regla y el

marqués de San Miguel de Aguayo; cinco militares: Manuel Sotarriva, José María Bustamante,

Juan Horbegoso, Nicolás Campero y Anastasio Bustamante; tres comerciantes y hacendados:

Juan Lobo, Manuel Montes Argüelles y Manuel Sánchez Enciso; y un alto empleado: Manuel

Velázquez de León, director de Hacienda.


La naturaleza de la Junta reveló el propósito de Iturbide de congregar a las más altas clases de la

sociedad en un círculo aristocrático que formase la corte del futuro monarca. Pero como la Junta

tenía la función primordial de legislar, su composición repugnaba al espíritu popular y contradecía

el Artículo 12 del Plan de Iguala, según el cual "todos los habitantes de la Nueva España, sin

distinción alguna de europeos, africanos ni indios" eran ciudadanos de la monarquía "con opción a

todo empleo según su mérito y virtudes". Y aun cuando el propio Plan proclamó la

Independencia con "la misma voz que resonó en el pueblo de los Dolores, el año de mil

ochocientos diez", los antiguos patriotas y los insurgentes quedaron excluidos del gobierno.


El primer acto de la Junta Provisional Gubernativa consistió en decretar —redactada por el

licenciado Juan José Espinosa de los Monteros, su secretario— el Acta de Independencia

del Imperio Mexicano.
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Сообщение Wladimir Вт сен 13, 2005 2:00 pm

Aquí se puede ver las páginas de periódicos de cada uno de los estados de México
http://www.periodicos.ws/mexico.html

Por ejemplo la página del Diario Amanecer
http://www.diarioamanecer.com.mx/
Wladimir
 
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Сообщение Wladimir Вт сен 20, 2005 11:18 am

Por cierto, el 16 de septiembre fue el Día de la Independencia de México.
Mis felicitaciones atrasadas a todos (-as) enamorados (-as) de México y, muy en especial, a CHICALATINA que es más mexicana que todos (-as) los (-as) mexicanos (-as).
:D
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Сообщение CHICALATINA Вт сен 20, 2005 11:26 am

Wladimir писал(а):Por cierto, el 16 de septiembre fue el Día de la Independencia de México.
Mis felicitaciones atrasadas a todos (-as) enamorados (-as) de México y, muy en especial, a CHICALATINA que es más mexicana que todos (-as) los (-as) mexicanos (-as).
:D


gracias Wladimir :) 16 de septiembre estuvimos en un restaurante mexicano y me parece la fiesta pasó muy bien :)
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Сообщение zoila Чт сен 22, 2005 10:36 am

Una exposiciOn del arte precolombino mexicano se iangure en MoscU
http://www.rsuh.ru/news.html?id=37528
(ссылка по-русски!)
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Сообщение CHICALATINA Чт сен 22, 2005 4:34 pm

LA ATLANTIDA


La leyenda de la Atlántida es Universal y todos los pueblos del mundo aceptan como hecho, la existencia hace milenios y milenios, de este maravilloso continente cuya cultura dejó escrita en vagos relatos Homero y los grandes escritores e historiadores de la antigüedad.

El Océano Atlántico se conecta con la Atlántida, porque se dice y asegura que allí existió este enoerme continente hundido para siempre; Atl, que significa agua en lengua náhuatl, también se identifica con ese nombre fabuloso Atl-Atlántida y se cree que de allí vino su voz.

Sin embargo, nadie hasta ahora ha podido ubicar con certeza el lugar del mar o de la tierra en donde estuvo La Atlántida, que aseguran fue un país de maravillas, de gran cultura y adelantos científicos.

Se dice que la raza atlante desapareció para siempre tragada en forma inmisericorde por las aguas, en medio de un cataclismo espantoso, tan tremendo y destructor como el mismo diluvio y sin embargo, relatos y leyendas aventuradas hacen suponer que algunas de las razas y pueblos que llegaron a Mesoamérica -especialmente la maya-, fueron originarios del continente perdido.

Esta aseveración se presta a discusiones y agrias polémicas puesto que asegura que los teotihuacanos fueron también atlantes y que los olmecas y que los mixtecos y que muchos habitantes de América, antes de la conquista llegaron de La Atlántida.

El obstáculo principal para aceptar esta teoría, la presenta el lenguaje, pues la lengua hablada por mayas, toltecas, mixtecos, zapotecas, totonacas, teotihuacanos y olmecas eran y siguen siendo distintas y sus culturas también aunque se han encontrado ciertas semejanzas tanto en sus cuestiones políticas como religiosas. Pero es que tanto el antropólogo, como el arqueólogo, como el investigador, piensan en La Atlántida como un solo continente, con una misma cultura y un mismo idioma, unas mismas costumbres y una sola religión y no hay una cosa más equivocada, puesto que La Atlántida fue un continente inmenso que se sumergió en las aguas pero en el cual estaban asentadas varias naciones que hablaban distintas lenguas y tenían varias costumbres y culturas.

Pueden ser entonces descendientes o supervivientes de aquellos atlantes, los pueblos que arribaron a Mesoamérica trayendo sus pasmosas culturas que aún hoy asombran a los más eruditos y los llenan de interrogantes con respecto a cómo pudieron hacer esto y como lograr a aquellos prodigios de edificios, de tallado escultórico, de transporte de pesadísimos monolítos y de material de construcción. Cómo llegaron al conocimiento de la astronomía y la aritmética, y el calendario y las artes y la orfebrería.

Aceptado esto, debe echarse por tierra la idea de que los cultos y maravilloso pobladores de Mesoamérica, no fueron producto de la evolución, que no saltaron de las chozas o de las tribus nómadas a un asentamiento cultural asombroso, pus tal cosa no se logra en unos miles de años.

¿En dónde estuvo y existió pues la Atlántida?

Cuentan los viejos más viejos que los viejos, que allá en los tiempos remotos, cuando el mundo y el mar tenían otra forma, florecieron por el lado Poniente o sea el Mar Pacífico, una formidable cultura que se localizaba en el Continente de Lemuria. Los lemures fueron tipos que habían llegado a una casi perfección en leyes, artes, cultura, religión, sociedad, etc.

Por el lado del Oriente o el pavoroso Mar Atlántico, estaba el inmenso continente de La Atlántida, en donde también se había alcanzado un alto grado de madurez cultural, artística, política y de organización social y religiosa. Se trabajaban los metales preciosos y las piedras finas.

Entonces ocurrió el más formidable cataclismo de que se tenga memoria. Se levantaron los mares, se revolvieron las montañas, se hundieron los continentes y surgieron otras tierras y en medio de ese caos espantoso, algunos lograron sobrevivir, escapar entre los océanos tormentosos abordo de bajeles abordados a última hora y con gran premura.

Como es lógico suponer, los lemures arribaron a las costas de lo que hoy es América, en sus costas del Océano Pacífico, que desde entonces yace quieto y azul. Llevaron sus costumbres y cultura y se asentaron en tierras que fueron de Incas, en la Isla de Pascua, a lo largo de las costas que les brindaron asilo y protección, lugar para un nuevo asentamiento.

Por el Golfo de México que es hoy, arribaron varios grupos de La Atlántida, hombres miembros de pueblos de la misma tierra pero de distintas naciones y esos pueblos se llamaron olmecas, procedentes de Olman, tierra del hule, los mayas, los totonacas, los mixtecas o zapotecas. De allí ciertas diferencias étnicas y de lengua y de costumbres, de cultura. Los teotihuacanos se adentraron hasta el altiplano, por temor a un nuevo cataclismo que pudiera barrer las costas, buscando la seguridad de una altura que los mantuviera al margen de un nuevo desastre.

Tal dicen los viejos más viejos que los viejos, que no dejaron crónicas escritas ni talladas de este suceso, porque todos estos pueblos lo sabían y conocían. No hay detalles de esta arribazón de gentes procedentes de La Atlántida y todos son atlantes como hoy pudieran ser europeos los alemanes, frenceses, ingleses, italianos, etc., que no son idénticos ni en lenguas, ni en costumbres, ni en sangre.

De allí la divergencia también de las dos culturas correspondientes a las costas americanas, la peruana, la inca, los viricochas, los gigantes del Machu Pichu, la cultura del valle de Nasca, los colosales monolitos y construcciones de Tiahuanaco, en fin.

Dicen los viejos más viejos que los viejos que todo esto sucedió mucho antes de que los chichimecas, los otomíes y esas tribus nómadas se unieran en un plan belicoso y destructor, para apoderarse de los grandes centros culturales y religiosos y destruir esas asombrosas civilizaciones de las que por fortuna aún nos quedan vestigios sorprendentes.

Esta puede ser la explicación de las grandes incógnitas de los calendarios, de los numerales, de las cuestiones astronómicas de cómo pudieron trasladar enormes piedras, bloques, monolitos y construir altos edificios, haciendo uso de su gran conocimiento de la hidráulica, de la física, de la mecánica y de todos esos elementos que les facilitaron esas obras titánicas.

Todo esto cuentan los viejos más viejos que los viejos y aseguran que lo contaban los olmecas, única raza de la cual no se conservan escritos, de la que se desconoce su lenguaje y sus caracteres ideográficos, porque decían con gran razón, que todos los pueblos sabían su origen, su tragedia y nadie olvidaba el gran cataclismo que los arrojó a estas playas.

Eran tiempos en que el mar no estaba en donde está y la tierra tenía diversas formas, unas formas distintas a las actuales. Esta es la leyenda que se va deformando y olvidando al paso de los siglos....
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Сообщение CHICALATINA Чт сен 22, 2005 4:37 pm

QUETZALCOATL

La aparición en Mesoamérica y específicamente en el Anáhuac, de este personaje alto, rubio, blanco, barbado y de profunda cultura ha dado margen a la creación de varios mitos y leyendas que los antropólogos, científicos y exploradores extranjeros han entretejido de una maraña cada vez más difícil de desenredar. En la mitología Tlahuica, tan confusa como la Griega, se borda una historia con respecto a Quetzalcóatl, semejante a la del nacimiento del Rey Salomón, pues se dice en los antiguos códices que Quetzalcóatl fue hijo de una mujer virgen llamada Chimalma y del Rey-Dios Mixtocóatl, monarca de Tollán. Que avergonzada por haber dado a luz sin matrimonio, Chimalma puso en una cesta al niño y lo arrojó al río. (no se sabe a cual) y que unos ancianos lo criaron y educaron, habiendo llegado a ser un hombre sabio y culto que al regresar a Tollán, se hizo cargo del gobierno.

Por otra parte se dice que Quetzalcóatl fue un hombre rubio, blanco, alto, barbado y de grandes conocimientos científicos, que enseñó a los pobladores de lo que hoy es México, a labrar los metales, orfebrería, lapidaria, astrología etc. aunque jamás se llegó a saber su nacionalidad y su procedencia. Cuéntase que habiendo bebido el suave neutle (pulque) se emborrachó y cometió actos bochornosos después de lo cual decidió marcharse para siempre tomando el rumbo del Golfo de México o Mar de las Turquesas.

En un suicidio ceremonial al cual le acompañaban cuatro mancebos sus discípulos, se hundio para siempre, renacienco como la estrella de la Mañana y posteriormente adoptando el nombre de Quetzalcóatl, que quiere decir serpiente emplumada o serpiente de plumaje hermoso.

Los Mayas adoptaron a Quetzalcóatl como deidad pues hasta allá llevó sus conocimentos y su cultura pasmosa, colocándole el nombre de Kukulcan, que quiere decir lo mismo, serpiente emplumada o Votán ( que debe haber sido su nombre real) y recibieron de él las más sabias enseñanzas tanto religiosas como políticas y artísticas.

Se dice que los Toltecas, Nahoas y Mayas lo deificaron y colocaron su símbolo en todos los palacios, monumentos y templos de la zona Maya y Mesoamérica en donde aún puede verse, en recuerdo y veneración de este sabio, que según la tradición mayense, subió al panteón y se convirtió en la estrella Venus, que también es así identificado por los fantasiosos arqueólogos.

Ahora bien, cuando las huestes hispanas llegaron a las tierras veracruzanas al mando del capitán extremeño Hernán Cortés, y según nos cuentan en sus muy sabrosas crónicas Bernal Díaz del Castillo, se encontraron con una gran sorpresa que en esos días de codicias y rapiña desmedidas no le dieron la importancia que tenía y hoy aún, debe tener. Relata el soldado cronista que llegados a las costas de lo que sería La Nueva España, el Emperador Moctezuma envió unos tendiles llevando regalos, oro y joyas y muchos ricos presentes que lejos de hacer que Cortés volviera proa a la mar, lo tentó en ambiciones. Uno de estos tendiles al ver que uno de los soldados de Cortés tenía un casco de latón que brillaba al sol, pidió verlo, diciendo que hacía muchos, muchos años, habia llegado a la Gran Tenochitlán un hombre rubio, barbado y blanco, portando un casco semejante; que al marcharse se los había regalado y los sacerdotes lo colocaron en la cabeza del ídolo representativo del Dios Huitzilopochtli. Pidió que se le prestara el casco para cotejarlo con el que tenía puesto su Dios.

Y resultó que el casco dorado que tenía el Dios, era igual al del soldado hispano, sólo que tenia en ambos lados unos cornezuelos al estilo de los cascos vikingos.

Aquél tendil no solamente llevó ante Hernán Cortés el dicho casco dorado, sino también a un hombre blanco, alto, barbado, rubio que se parecía mucho al conquistador, diciendo que su nombre era Quintalbor, que de ninguna manera es nombre mexicano, maya o correspondiente a ninguno de los idiomas, que se hablaban en el Nuevo Mundo. Pero en lugar de examinar detenidamente el casco y si lo hicieron no fue consignada en ninguna de las cartas de relación, tomaron a chunga y relajo la presencia de aquel hombre barbado, rubio y blanco idéntico a don Hernán Cortés, al grado de parecer su hijo o su gemelo y desde ese momento lo llamaron Don Cortés.

Al llegar los conquistadores a la fabulosa Ciudad de Tenochtitlán, sacerdotes y principales hablaban de un hombre rubio y barbado semejante a ellos, que hacía muchos años había estado entre ellos y les había predicho que un día llegarían al país hombres barbados y con armas poderosas para esclavizar al señorío.

Moctezuma, que según nos cuenta la historia era un monarca medroso, pusilánime, creyó que con la llegada de Hernán Cortés y su puñado de rapaces se cumplía la profecía y casi dejó en manos del puñado de horca hispano, el destino de sus reino, de su imperio.

Ahora bien, es de suponerse que Quetzalcoatl no fue aquel misterioso hombre barbado, posiblemente nórdico, que dejó como recuerdo su casco de vikingo, ya que en ese entonces la Europa no poseía la cultura y los conocimientos numéricos y calendáricos que poseían los mayas y el mito y la leyenda se entretejen en una urdimbre impenetrable, se confunden debido a los estudios antropológicos y arqueológicos hechos en una mayoría por extranjeros.

Tal vez Tollán si tuvo un gobernante sabio y bueno al que llamaron Quetzalcoatl, hijo de Chimalma y el Rey-Dios Mixcoatl, pero también es muy posible que los sacerdotes y astrónomos de entonces, al observar los cielos en la forma en que lo hacían, hayan descubierto que el mundo, su mundo, formaba parte de la Vía Láctea, de esta enorme galaxia que hoy conocemos y de la cual formamos parte y a la cual daban por nombre Ixtacmixcoatl que quiere decir "Serpiente salpicada de piedras preciosas o luceros", serpiente incrustada de diamantes. Y después de sus observaciones le hayan puesto Quetzalcoatl, serpiente de plumas hermosas y extendido su culto a los habitantes de Mesoamérica. De allí que en los portentosos edificios de esa antigüedad se hayan esculpido esos símbolos y reverenciado como deidad, pues a ningún hombre por sabio que haya sido, se le dio jamás el rango de Dios.

Por último y finalizando así la leyenda y el mito, al relato, y a las elucubraciones, es preciso asentar que según algunos arqueólogos, jamás existió la serpiente emplumada, que sería absurdo una mezcla o yuxtaposición con fines religiosos, de una ave preciosa y un reptil.

Lo que ocurrió y a esto puede y debe darse el mayor crédito, es que los hombres de aquella civilización tan avanzada, en su sublimación artística, esculpieron una serpiente con penacho, con garras de jaguar y crearon una figura monstruosa y bella a la vez, como el mítico dragón de los chinos en el cual quieren enredar al misterioso y barbaro rubio peregrino, que por lo menos, ya que su cultura debió haber sido casi completa, pudo haber dejado escrito su nombre y el de su país en alguno de los muros, frescos o bajorrelieves de templos y palacios.

Así volvemos a lo mismo. Quetzalcoatl hombre, Quetzaltcoalt Dios, amalgama absurda de las generaciones actuales. Incomprensión de lo misterioso de aquellos pueblos que han dado margen a una de las leyendas más difundidas en América y en el mundo.

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Сообщение CHICALATINA Пт окт 07, 2005 12:36 pm

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ÁLAMO, VERACRUZ

"Atlante Naranjero", ubicada en la plaza principal, es una escultura que representa los tiempos de cocecha de la naranja.


VILLAHERMOSA, TABASCO


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Laguna de las Ilusiones.

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La Venta.

Zona arqueológica de LA VENTA.

Se localiza en la ciudad de Villahermosa, estado de Tabasco, entre la avenida Adolfo Ruiz Cortines y la Laguna de las Ilusiones. La cultura olmeca parece haberse originado en el área fronteriza del actual estado de Chiapas y Guatemala, pero es en La Venta donde alcanzó su máximo desarrollo, lo cual se hace evidente en la magnificencia de su arquitectura y su escultura. El asentamiento tuvo su origen durante el periodo Preclásico y declinó hacia el 400 a.C.; al parecer sustituyó a San Lorenzo como centro de importancia en la región. Los habitantes de La Venta seguramente estuvieron regidos por un grupo estrechamente relacionado con el culto al jaguar.

Los gobernantes controlaban la producción de alimentos, herramientas y artículos utilitarios además de regular la distribución de lo s alimentos entre los grupos desligados de la producción como los artesanos y constructores. Hacia el año 1000 a.C., existía en la región una red de ríos y lagunas más compleja que la actual. Esto propició la abundancia de recursos de flora y fauna que debieron ser aprovechados por los habitantes de la zona. La mencionada red conformaba un sistema de comunicación que facilitaba el intercambio de materias primas y artículos que ya eran elaboradas al interior del área olmeca. Es lógico pensar que La Venta haya ejercido control político sobre una serie de asentamientos menores; éstos la proveían de lo necesario para su sostenimiento, lo que a su vez le permitió establecer una red de intercambio con lugares distantes; esto se confirma por el empleo de ciertos materiales que no existían en la zona, como son el cinabrio, la magnetita, usada en la manufactura de espejos y el jade, empleado para realizar esculturas menores.

Las construcciones de La Venta abarcaron un área de 200 hectáreas que incluyen un edificio piramidal de más de 30 metros de altura; plataformas de aproximadamente 300 metros de largo, como la Acrópolis y pequeñas plataformas habitacionales. Al parecer, la influencia de La Venta abarcó desde parte de América central hasta el altiplano central de México. De los antiguos asentamientos pertenecientes a esta cultura, es en este sitio donde se ha localizado un mayor número de esculturas de estilo olmeca.
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Сообщение CHICALATINA Пт окт 07, 2005 12:46 pm

GUADALAJARA, JALISCO

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Catedral Metropolitana de Guadalajara.

Ideada por los arquitectos Martín Casillas y Manuel Gómez Ibarra, data de principios del siglo XIX. Presenta varios estilos, sobresale el gótico. El interior cuenta con 9 altares y 3 capillas con retablos neoclásicos con notables esculturas. Una importante obra pictórica es "la Purísima Concepción" de Bartolomé Esteban Murillo, ésta se encuentra en la sacristía. Asimismo cabe destacar que la catedral cuenta el segundo órgano más grande de la República Mexicana, de origen francés. Se ubica en 16 de septiembre entre Hidalgo y Morelos y fue dedicada a la Virgen de la Asunción. Sirvió de refugio a las tropas insurgentes durante la Guerra de Independencia.



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palacio de Gobierno
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Hospicio Cabañas
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Hospicio Cabañas.

Fue un proyecto de Manuel Tolsá, siendo el constructor José Gutiérrez y concluyó el Arquitecto Manuel Ibarra. El edificio fue concluido finalmente en 1843; es de estilo neoclásico. tiene forma de rectángulo, la entrada principal tiene un elegante portico con columnas de orden toscano; la capilla es de estilo neoclásico-ecléctico. Tiene 23 patios circundados por corredores de estilo herreriano. Aquí se presentan exposiciones y eventos culturales. Se localiza al extremo oriente de la Plaza Tapatía, en Paseo del Hospicio #8 entre Avenida Hidalgo y Plaza López Portillo y Weber. En su inicio este recinto tuvo como función primordial albergar niños desprotegidos, ahora funge como casa de la cultura donde se imparten talleres de diversas artes y se presentan distintos eventos.

Teatro Degollado


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Teatro Degollado.

Obra del Arquitecto Jacobo Gálvez. Edificio de estilo neoclásico, construido entre 1855 y 1866. El pórtico consta de 16 columnas arquitrabadas de orden corintio que soportan el timpano donde figuran Apolo y las Nueve Musas. El salón mide 20 mts. de largo por 18 de ancho con capacidad de 1453 espectadores. La bóveda del salón está decorada con pintura al fresco del canto IV de la Divina Comedia de Dante Alighieri. Se localiza en Degollado, entre Morelos y Avenida Hidalgo. En la actualidad es sede de la Orquesta Filarmónica de Jalisco y del ballet folclórico de la Universidad de Guadalajara.
Viva Mexico!
CHICALATINA
 
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Зарегистрирован: Пн авг 15, 2005 2:22 pm
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