Verogon, c возвращением!
Попробую кое-что поправить. Здесь много окончаний рассказчики проглатывают, отсюда и ошибочки. No estoy seguro de lo todo, por eso espero más correcciones.
A Miguel le encantaba su trabajo. Era profesor de música en
la secundaria de su pueblo, y claro, ese no era un trabajo fácil . Pero a Miguel lo llenaba de energía a ver a los muchachos
y a las muchachas con sus juegos, sus bromas, su algarabía, y ellos y ellas como jóvenes, al fin, para integrarlo al grupo le pusieron su apodo. “El violín eléctrico”.
Este trabajo le hacía pensar en lo bonito que sería volver a la adolescencia., a ...pero, eso sí, con la experiencia de la edad adulta, claro, eso era una tontería... aunque, a veces, uno encuentra adolescente
s que por cosas de la vida actúan como personas adultas. Eso le ocurría a una niña llamada Beatriz , quien tenía una hermosa voz y una larga historia.
– Ya, muchachos, le dije al profesor y está de acuerdo
en ayudarnos con el coro.
– A... ¡qué bien!
–Bueno, Beatriz , ¿qué dices, entras o no?
–No.
–Pero ¿por qué?
–Es que eso no es para mi.
–Pero tú cantas muy bien. Yo pensé que te gustaría la idea.
–No, me perece una pérdida de tiempo.
–Pero además de estudiar, ¿qué más tienes que hacer?
–Eh ...Muchas cosas, bueno, me voy. ¡Adios!
Por la negativa de Beatriz a pertenecer al coro se armó una tormenta. Nadie quería aceptar las excusas y movían cielo y tierra, con tal de seguir adelante con su idea. Hacía el otro día, muy de mañana, ante
s de entrar a las clases...
–¡Profe, profe!
–¡Hola, Liza!, ¿qué pasa?
–¿Podría hablar con usted?
–Sí, claro, ¿cuál es el problema?
–Es que Beatriz no quiso
entrar al coro.
–¡Qué lástima! Ella
tiene una de las
mejores voces.
–Sí, y le gusta mucho cantar.
–Entonces...
–Creo que tiene problemas en su casa.
–¿Profe, puedo pedirle un favor?
–Ya sé, quieres que hable con ella.
–No, con ella no. Pero sí con su mamá.
Y “Violín eléctrico” , perdón, el Profesor de música se dio a la tarea de investigar, descubrió que Beatriz , a pesar de ser buena alumna, nunca participaba en las actividad
es recreativas y esto le dio
una mala espina. Entonces, se dirigió a al casa de la muchacha. Beatriz vivía a unos tres kilómetros . Su casa era humilde.
–D
isculpe, profesor, pero hoy tengo que entregar toda
esa ropa.
–No se preocupe, Sara.
– ¿Y qué l
o trae por aquí?
– Bueno, yo quería hablar
le de Beatriz .
– ¿
Pasa algo
malo?
– No, sólo que su hija tiene una linda voz.
– Sí, claro, desde pequeña le gusta cantar.
– Están organizando un coro y Beatriz se ha negado a participar.
– Bueno, eso
_ me parece muy raro.
– Dicen que ella no participa en las actividades fuera
del horario de clases.
– Bueno, el papá de Beatriz murió hace tres años, y yo tenía que hacerme cargo
de la casa de los niños. Beatriz es la
mayor y ya me ayuda a lavar y planchar...
– Vaya, perdone, yo no sabía eso.
– Yo le digo que estudie, que eso (es?) lo primero, pero, pero
ella dice que
es demasiado trabajo para mí, y entonces, hace sus cosas del estudio, y luego ...
– Entiendo, es una lástima. El coro le ayudaría en su desarrollo.
– ¿En su desarrollo? Se refiere
a su voz.
– No, me refiero
a algo más importante, al desarrollo de su personalidad y a su futuro. Yo recuerdo cuando tenía catorce años . Me gustaba
ir a jugar con mis amigos. ¡qué placer reunirse con el equipo!.
– Ja ja ja..Ay, sí, así es. Yo también tenía
mi descanso. Mis hermanas y yo (ничего не разберу
íbamos a arar?? ) muy de mañana, pero aquellos eran otros tiempos.
– La gente joven siempre necesita distracciones,
los juegos, la compañía de otros y otras jóvenes...
– Entiendo ¿y, qué días tendría que ir Beatriz a
lo del coro?
– Los miércoles y viernes.
– Mmm…¡qué lástima!. Sí fuera los sábados ella podría asistir
a lo del coro.
– Estoy casi seguro
de que podrían
ensayar los sábados, entonces, podríamos
contar con Beatriz en el coro.
– Sí, sí, profesor. Cuenten con ella. Mi muchachita lo es todo.
Así, el coro continuó a reuniéndose todos los sábados por los siguientes tres años. En
todo ese tiempo Beatriz no faltó nunca. Gracias a que su madre, a pesar de
las penurias familiares, supo imponerse a las necesidades cotidianas, y pensó en el futuro de su hija. Por su parte, aquel grupo del coro era excepcional. De allí salieron hombres y mujeres de bien. Algunos hoy en día son profesionales, otros, buenos padres y buenas madres de familia y Beatriz, ella
sigue allí, en
la secundaria, pero no como alumna, ahora ella es la profesora de música.