katarina Вт окт 30, 2007 4:20 pm
Hacer el agosto
Se emplea esta expresión para indicar que se ha conseguido ganar una buena cantidad de dinero en poco tiempo y de forma muy fácil, a veces inesperadamente o gracias a una circunstancia ajena al trabajo. Esta expresión puede tener su origen en la antigua costumbre de celebrar numerosas ferias de ganado en el mes de agosto, fundamentalmente en la Castilla medieval. Los feriantes salían con sus productos y hacían el agosto, es decir, iban de pueblo en pueblo comprando y vendiendo mercancía, para después regresar a casa. Otro posible origen, muy relacionado con el anterior, es que agosto es el mes de la vendimia y de la cosecha, es decir, mes de la recogida de la uva, de los cereales y otros productos agrícolas, de forma que es el mes en el que se recoge una gran producción.
En nuestros tiempos agosto, es el mes vacacional por excelencia, aunque, contrariamente al significado de la expresión, sólo es en los lugares de vacaciones donde se puede “hacer el agosto”.
No saber ni jota
La letra "j" proviene de las lenguas primitivas del Medio Oriente, como el hebreo, el caldeo y el siríaco, y era la más pequeña de esos alfabetos, por lo que su nombre llegó hasta nosotros como equivalente de cosa pequeña o insignificante. En la escritura hebrea, por otra parte, la iod -o sea, la jota- participaba como rasgo inicial de todas las demás letras. De ahí que el modismo no saber ni jota alude a la extrema ignorancia de alguien en una cosa determinada y así es como lo utilizamos en la actualidad.
La Biblia en verso
En el año 1839 nació en Igualada (Barcelona) un hombre llamado José María Carulla, que se destacó no tanto por su oficio de abogado como por haber sido servidor del Papa Pío IX y fecundo versificador, que no poeta, y que, entre otras peripecias de su vida, fue fundador y director del periódico "La civilización" y célebre polemista católico. La Santa Sede lo distinguió con la Cruz del Mérito, en reconocimiento a su ambicioso empeño en trasladar el texto en prosa de la Biblia (o parte de ella) a la forma versificada. Como era de esperar, la ardua tarea de versificar tan magna obra fue mucho más difícil de lo que él pensaba, puesto que no había sido favorecido por la naturaleza en el reparto de talentos, particularmente en lo concerniente al don de la poesía. De manera que el resultado del esfuerzo -concretado en setenta y tres gruesos volúmenes- terminó por ser un fárrago inaudito de rispideces que durante mucho tiempo fue motivo de chanza en todos los cenáculos literarios y tanto fue así, que desde entonces, el dicho “la Biblia en verso” se usó como sinónimo de todo aquello que por su farragoso atrevimiento y confusión resulta difícil de digerir.
A trancas y barrancas
Este modismo se utiliza a modo de adverbio coloquial y viene a significar “realizar una acción o acometer una empresa con grandes dificultades”. Con el término “tranca” acompañado del verbo “llenar” o el adjetivo “lleno”, que generalmente se dan por consabidos, suele también utilizarse otro modismo muy popular en el idioma castellano de España, “hasta las trancas”, equivalente a decir “lleno a rebosar, al máximo de su capacidad”, bien referido al aforo de un local o a la capacidad de un recipiente.