Onib Чт фев 02, 2006 3:42 pm
Menos mal que nos queda esa gran droga: el café. Dentro de poco perseguirán también el café y las cafeterías, acabaremos comiendo gominolas. En la persecuciónde las sustancias dañinas hay una anécdota de un rey de Suecia, Gustavo III, que detestaba el café. Creía que se trataba de una bebida letal y que su consumo prolongado podía causar la muerte.
Para demostrarlo, se le ocurrió una idea. Condenó a un reo de asesinato a ser ejecutado lentamente, bebiendo doce tazas de café diarias, mientras un grupo de médicos iba comprobando su progresivo deterioro físico. Este rey nunca vio el desenlace del experimento, ya que murió casi diez años después, en 1792, (asesinado por un disidente, no sé si bebedor de café). En los años sucesivos fueron muriendo uno a uno los médicos que el rey había designado.
De hecho, al final el único que quedó vivo fue el reo, quien acabó siendo indultado y murió mucho tiempo después, por causas naturales. Aunque eso sí, nunca dejó de tomarse sus tacitas diarias de café.